Este año seguramente será recordado por la cadena girasolera. Luego de una gran campaña del cultivo, se está llevando adelante una excelente molienda de granos.
La campaña agrícola del girasol quedará registrado como un excelente periodo, gracias a su expansión a zonas que hacía tiempo no veían girasol, como algunas de la zona núcleo, habituada a ver sojas o maíces.
Hace solo semanas, la campaña 2024/25 terminó con un récord histórico de 4,7 millones de toneladas, una cifra 30,6% superior a la del ciclo pasado, gracias al avance tecnológico que viene registrando el cultivo en muchas zonas no tradicionales.
El avance del girasol en las zonas no convencionales, como la zona núcleo pampeana, Cuenca del Salado, Córdoba y San Luis fue lo que permitió lograr el récord de producción.
A este buen pasar del cultivo, lo está acompañando un buen desempeño industrial. Según datos oficiales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, solo en mayo la molienda oleaginosa llegó a 466.378 toneladas, récord histórico que no se veía al menos desde 2012, según los datos del analista y ex secretario de mercados agropecuarios Javier Preciado Patiño, puesto que los datos oficiales llegan hasta 2015.
A su vez, si se toma el período enero-mayo, también el récord de molienda no se registra desde hace 13 años, llegando en el actual período a un total de 1.744.743 toneladas, con Buenos Aires y Santa Fe a la cabeza del ranking productivo.
Este buen pasar industrializador del girasol llega en un momento en que el mercado está demandante de aceite, con India como principal comprador. La buena producción, la demanda y el período de baja de retenciones, hicieron que los primeros cinco meses de año confirmen en la industria lo que se vio a campo durante la campaña.
En cuanto al potencial del girasol, esta buena campaña podría transformarse en un piso productivo y no un techo. Según un estudio interinstitucional realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el INTA, ASAGIR y otras entidades, se determinó que la diferencia entre lo cosechado y lo que se podría obtener, es decir la brecha de rendimiento, oscila entre el 34% y el 40% a nivel país. Es decir que sus rendimientos están curiosamente lejos de su potencial.
En esta campaña, muchos productores, impulsados por las condiciones climáticas (el girasol es más tolerante a la sequía), y sanitarias post chicharrita del maíz, dieron paso a una mayor superficie en el núcleo agrícola principal, con especial sorpresa en Córdoba.
“En la última campaña los aumentos en la superficie sembrada rondaron el 10% del total de hectáreas abarcadas por la Regional”, asegura Franco Bardeggia, Asistente Técnico de la Regional Aapresid Los Surgentes-Inriville, y atribuye el incremento a que el cultivo se posicionó como alternativa en ambientes de menor productividad para maíz o soja, o en lotes puntuales de costa de ríos o que estuvieron mucho tiempo anegados.