El valor del aceite de soja por lo general evoluciona en línea con el precio del petróleo porque el derivado de la oleaginosa se emplea para elaborar biodiésel.
Pero en los últimos tiempos el precio de los contratos de aceite de soja en el mercado estadounidense CME Group comenzó a registrar alzas muy superiores respecto de los futuros de petróleo crudo ¿Qué está pasando?
“En EE.UU. el mandato de uso interno biodiésel (para mezcla con gasoil) se actualiza en tres semanas y se prevé que podría ser mayor al vigente; eso está impactando en el precio del aceite de soja”, adelantó hoy Celina Mesquida, broker de granos la compañía estadounidense RJO’Brien, durante una exposición ofrecida en el Congreso de Agronegocios 2022 de Agroeducación.
En los últimos años EE.UU., a través de un mandato del gobierno nacional, viene incrementando la producción y consumo de biodiésel, que en su mayor parte se elabora con aceite de soja.
Si bien esa estrategia se diseñó años atrás con el propósito de cumplir con compromisos ambientales asumidos ante Naciones Unidas (“Acuerdo de París”), este año la misma se aceleró ante el nuevo escenario geopolítico planteado por el conflicto ruso-ucraniano (y probablemente chino-estadounidense próximamente).
Grandes compañías agroindustriales estadounidenses –a veces en asociación con corporaciones energéticas– vienen trabajando en los últimos años para crear un conglomerado de megafábricas de aceite de soja y biodiésel.
Pero, claro, para obtener una mayor cantidad de aceite es indispensable procesar una mayor cantidad de poroto. “Está previsto que en 2026 la capacidad de molienda de soja en EE.UU. se incremente en 16 millones de toneladas, lo que implicará la necesidad de contar con un gran volumen adicional de la oleaginosa”, expresó Mesquida.
La necesidad de incrementar la producción de biodiésel se explica solamente con el gráfico que muestra la evolución de las exportaciones estadounidenses de hidrocarburos (petróleo crudo + combustibles), las cuales “explotaron” en el último año.
Esa “fiebre” exportadora, junto con la reducción de la producción de petróleo instrumentada por las naciones que integran la OPEC, está generando crecientes tensiones dentro de EE.UU., dado que el alza del valor de los combustibles es uno de los principales componentes inflacionarios que están erosionando el poder adquisitivo de los estadounidenses. El problema es tan grave que incluso algunos temen que el gobierno de EE.UU. proceda a intervenir las exportaciones de combustibles para descomprimir la situación.
En lo que respecta a la Argentina, la firmeza del aceite de soja contribuye a mejorar los márgenes de la industria aceitera, que actualmente tiene una capacidad de pago FAS por la soja superior al de los exportadores.
Sin embargo, vale recordar que por cada tonelada de aceite de soja que produzca EE.UU., la contraparte de ese proceso será la obtención de cuatro toneladas de harina de soja, la mayor parte de las cuales, seguramente, se destinarán al mercado externo para competir fuerte con las colocaciones realizadas por Argentina, país que es, por el momento, el mayor exportador mundial del producto.
Esa dinámica, motivada por razones energéticas y geopolíticas, si bien en lo inmediato puede resultar favorable, en el mediano y largo plazo implicaría que EE.UU. competirá “mano a mano” con la Argentina en el mercado mundial de harina de soja.
El aceite de soja argentino se exporta a la RP de China, que se usa en la industria de ciertos productos plásticos, y ellos son la fábrica del mundo.