Vamos a dar vuelta la gacetilla de prensa que envió Aapresid (la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa). Recién al final de la misma se describe algo que -a nuestro juicio- debiera estar en el principio del texto de difusión. Dice este párrafo que “en la Argentina, la producción algodonera enfrenta desafíos que incluyen la marginalidad geográfica, los problemas climáticos y ambientales, la inestabilidad política, la legislación, la educación y los niveles de pobreza”.
¿Se imaginan si además se descubriera que los toallitas femeninas producidas con algodón argentino tienen restos de agroquímicos o provienen de un transgénico prohibido?
Ahora sí a la gacetilla, que informa en concreto que Aapresid (que en los últimos años se ha volcado a certificar la agricultura bien realizada) ha iniciado un proceso para adquirir la licencia BCI a nivel país. ¿Qué es? Better Cotton Initiative “es el programa de sustentabilidad de algodón más grande del mundo”, contó la entidad.
A ver… aunque nuestra producción algodonera tiene múltiples problemas que parecen mucho más urgentes, cierto es que hay una demanda creciente de los consumidores para saber cómo se han producido las cosas que comen y consumen. “La industria textil no quiere quedar afuera, y en ese camino, pone la mira en el sector algodonero. El algodón se usa en el 40% de los textiles mundiales y fue el blanco de recientes reclamos sociales, entre los que se destacan publicaciones alegando restos de químicos en dispositivos femeninos en Estados Unidos y Europa. Pero además, el cultivo que sustenta a más de 300 millones de agricultores en 80 países es vulnerable a los desafíos del cambio climático, como la escasez de agua y la presión de plagas”, explicó la gacetilla.
En este marco se da el acercamiento de Aapresid a BCI. El acuerdo “permitiría comenzar la implementación del estándar a nivel local y la capacitación a productores para hacer frente a las distintas problemáticas. Pero para esto, Aapresid necesitará del apoyo de todo el sector, desde los productores hasta la industria, pasando por la articulación público-privada y referentes técnicos”, se aclaró.
BCI es una iniciativa que brinda capacitación sobre prácticas agrícolas sustentables a más de 2 millones de productores de 21 países. Compuesto por más de 1.400 miembros de la cadena textil, entre minoristas, proveedores y fabricantes, organizaciones de productores y de la sociedad civil, BCI ya cuenta con el respaldo de gigantes como Adidas, Levi Strauss, IKEA, H&M, entre otras marcas.
En la campaña 2017/18, los productores certificados BCI produjeron más de 5 millones de toneladas de algodón “Better Cotton” en 5,3 millones de hectáreas. Este volumen representa el 19% del algodón que se cultiva a nivel mundial. Ahora se apunta a crecer al 30% del mercado, certificando aproximadamente 8,2 millones de toneladas en 2020.
En este sistema, cada fardo BCI cosechado es identificado, y cada kilogramo equivale a 1 crédito BCI. “Dichos créditos serán requeridos por los actores de la cadena que quieran suministrar algodón certificado para, por ejemplo, confeccionar una prenda. Así, es la compra y venta de créditos la forma en que las marcas aseguran el apoyo a la producción de algodón sustentable, independientemente del destino final del algodón físico”, explicó la gente de AAPRESID.
La certificación BCI propone un sistema de mejora continua apoyado en un enfoque holístico y contando con herramientas que permiten trazabilidad en los procesos de campo. La certificación cubre los tres pilares ambiental, social y económico, y tiene la particularidad de estar diseñado para asegurar el intercambio de prácticas y alentar la acción colectiva entre actores.
Si bien en Argentina el consumidor todavía no paga un “plus” por acceder a información relativa al origen del producto, son las empresas quienes traccionan la cadena hacia atrás, entendiendo el concepto de ‘costo de transacción’ como fundamental para la sustentabilidad de su negocio. Esto significa que las iniciativas de certificación sirven como apalancamiento para el correcto funcionamiento de su cadena comercial.
“Un productor que lleva adelante normas de calidad es aquel que tiene un enfoque hacia la eficiencia, la protección de su producción y recursos. En un cultivo exigente en agua e insumos como el algodón, la medición de principios activos, calidad de suelo y agua, las rotaciones, la siembra directa, la protección y capacitación a los empleados son acciones clave para una producción eficiente”, indicaron desde la Asociación, para la que “Argentina tiene la oportunidad de asumir un rol proactivo e iniciar el camino hacia la licencia como país productor de BCI”.