“Confiamos en que esta medida anunciada el último día hábil del año sea revisada y eventualmente suspendida, para dar lugar a la construcción de mejores estrategias junto a todos los actores de las cadenas productivas que permitan atender a las necesidades de corto plazo de nuestros compatriotas, sin afectar negativamente en el mediano y largo plazo a los sistemas productivos”
Con ese párrafo, luego de una extensa y medulosa explicación sobre los inconvenientes que provocará en la cadena agrícola el cierre, aunque temporal, de las exportaciones de maíz, la Asociación Argentina de Productores den Siembra Directa (Aapresid), sugirió al gobierno que de marcha atrás en la decisión de prohibir nuevas ventas de maíz disponible hasta la entrada de la nueva cosecha.
El principal argumento de Aapresid es que la historia reciente ha demostrado la ineficacia de medidas de este tipo y el daño que provocan no solo a los productores de maíz sino, y especialmente, al sistema de rotaciones que debe establecerse para una agricultura sustentable, que no dañe el medio ambiente. Explicó la entidad que pone foco en la seimbra directa:
- Los dos principales cultivos de primavera-verano que cada año compiten por superficie son el maíz y la soja, en muy menor medida el girasol.
- Según datos del MAGyP en el quinquenio entre 2010 y 2015, en el que existieron restricciones a las exportaciones de maíz, el área sembrada con este cultivo se situó en todo ese período entre las 5 y 6 millones de hectáreas con una producción que nunca superó las 34 millones de toneladas por campaña. El promedio en ese lustro fue de 29 millones de toneladas de maíz por campaña durante el período de cinco años bajo análisis.
- En el mismo quinquenio el área con soja se situó en torno a las casi 20 millones de hectáreas y la producción total de la oleaginosa osciló entre las 40 (en la sequía de 2011/12) y las 61 millones de toneladas (2014/15), con un promedio de 50,5 millones de toneladas por campaña.
- En el quinquenio siguiente (2015-2020) sin restricciones a las exportaciones del maíz, el área cultivada con este cereal creció y se situó entre las 7 y las 9,5 millones de hectáreas (55% de incremento, si se toma el área promedio de cada período) con una producción sostenida de entre las 43 millones de toneladas en la peor campaña del quinquenio (2017/18), debido a la sequía, y las 58 millones de toneladas de maíz en la pasada campaña 2019/20.
- Por su parte la soja en el mismo período de análisis, fue decreciendo hasta situar su área en torno a las 17 millones de hectáreas en las 3 últimas campañas. Su producción osciló entre las 38 millones de toneladas durante la sequía 2017/18 y las 59 millones de toneladas en la campaña 2015/16, como picos máximos y mínimos de producción, con un promedio de 51,1 millones de toneladas por campaña de producción en el período analizado.
Es decir, según el análisis de los datos histporicos mencionados por Aapresid, que las intervenciones del mercado afectan la adecuada rotación y colaboran con el monocultivo de soja.
“En el quinquenio sin restricciones a las exportaciones de granos, la producción de maíz promedio creció un 72%, pasó de 28,8 a 49,6 millones de toneladas, mientras que la producción promedio de soja no varió de manera significativa, se mantuvo en el mismo rango de 50,5 y 51,1 millones de toneladas promedio en sendos períodos”, se apuntó.
Y se agregó que “cuando se comparan los años de vacas flacas, es decir, las sequías de las campañas 2011/12 y 2017/18 la suma de producción de soja y maíz en conjunto arrojan 61,3 y 81,2 millones de toneladas respectivamente. Una diferencia de 20 millones de toneladas, un 32,5% más de estos dos granos analizados en el período sin restricciones a las exportaciones para hacer frente a esas sequías”.
Aapresid, que hizo este llamado a la reconsideración del cierre de las exportaciones de maíz eligiendo un tono muy moderado y para nada confrontativo, recordó que en su Plan Estratégico de 2014 “asumió el rol de socio estratégico del Estado, más allá de la orientación político ideológica del gobierno de turno, desde la vocación de acercar y aportar experiencias y conocimiento técnico”.
En este sentido, y tras desplegar el escenario sobre lo sucedido, evaluó que el nuevo cierre de exportaciones aunque anunciado como temporario, “genera incertidumbre de cara a la próxima campaña agrícola, demorando los logros productivos descriptos previamente y el sueño de las 200 millones de toneladas de granos”.
“A todos nos preocupa que en la mesa de los argentinos estén presentes los mínimos aconsejables por la ciencia en cuanto a proteínas, fibra alimentaria, carbohidratos y ácidos grasos esenciales. No obstante, ello se logra con mayor producción de alimentos y de sus materias primas necesarias, capaces de satisfacer la demanda interna al mejor precio”, opinó la institución agrícola.
Para Aapresid, entonces, habría que desandar el camino de intervenciones que inició la semana pasada le ministerio de Agricultura y buscar alternativas. “Sabemos que es posible, existe el conocimiento necesario para lograrlo a través de herramientas humanas al alcance de la mano capaces de transformar la realidad de manera superadora, como son el diálogo y la escucha activa, en pos de alcanzar acuerdos sustentables”, se ilusionó la entidad.