Por Matías Longoni.-
La noticia del este miércoles 20 de setiembre es sin duda la reunión que hace unas horas mantuvo el presidente Mauricio Macri con el conjunto de entidades que conforman la cadena forestoindustial, desde los forestadores hasta las fabricantes de celulosa. Esa reunión es importante por tres motivos:
- Confirma que la manera que tienen los sectores productivos de seducir al titular del Poder Ejecutivo es hacer bien los deberes antes: reunir a todos los eslabones del negocio y plantear propuestas posibles y consensuadas por todos. La tercera es la vencida y esta reunión con la forestación es la tercera que mantiene Macri en esta sintonía, luego de reunirse varias veces con la Mesa de las Carnes y la semana pasada, por primera vez, con la cadena vitivinícola.
- En este caso, la reunión del presidente con el sector forestal tiene un sabor especial, pues implica una decisión del Gobierno de comenzar a cerrar un capítulo amargo de la historia argentina: el conflicto con Uruguay por la pastera Botnia. Hay que recordar: más de diez años atrás el ex presidente Néstor Kirchner se puso al frente de esa movilización ambientalista e hizo de la resistencia a las pasteras una política de Estado. Más allá de las argumentaciones ambientales lógicas, aquella decisión (sobreactuada, como muchas otras decisiones del kirchnerismo) tuvo en el sector forestal local un efecto demoledor, pues se detuvieron por completo los proyectos agroforestales que podían estar en danza. Nadie quería ser la nueva Botnia. Todo se congeló e incluso hubo una empresa chilena que prácticamente abandonó una enorme forestación en Corrientes.
- Finalmente la reunión de este martes fue importante porque “es la primera vez que un presidente de la Nación recibe a todos los eslabones de esta cadena de valor, que genera 194 mil empleos formales”, según resaltó un comunicado de la Sociedad Rural Argentina (SRA). El titular de esa entidad, Luis Miguel Etchevehere, se puso el tema al hombro y ayudó a concretar el encuentro, gracias a la buena sintonía que tiene con Macri.
Estas gestualidades políticas deberán ser regadas para prosperar. La Argentina forestal está estancada severamente hace muchos años en una superficie implantada de 1,3 millones de hectáreas, cuando su potencial podría ser cinco o seis veces ese área. No es poco, además, el dinero público que se ha destinado a subsidiar al sector, sin grandes resultados.
O mejor dicho, con un resultado ingrato: la Argentina sigue gastando unos 1.000 millones de dólares anuales en importar productos de origen forestal en el exterior, fundamentalmente papel, cuando podría estar produciéndolos aquí.
El comunicado de la Rural da la pauta de que el sector tentó a Macri con inversiones semejantes o superiores a la de aquella Botnia. Se habló de un aumento de las exportaciones de base forestal de hasta 500 millones de dólares y de la radicación de nuevas plantas de celulosa y papel. También de la construcción de unas 50 mil viviendas sociales fabricadas con madera.
“Argentina podría tener madera para tres o cuatro plantas de celulosa y papel, como las que funcionan en Brasil o Uruguay. El sector genera 194 mil puestos de trabajo formales. Solo utilizándose la materia prima disponible, esa cifra se duplicaría”, se entusiasmó la SRA. Por ahora, en realidad, el único proyecto en danza es el de una fábrica de papel madera en Virasoro, en el norte de Corrientes.
Habrá que ver. Por ahora la noticia es que el sector se reunió y así logro llegar a Macri. Juntos, a la vez, comenzaron a descongelar una actividad que estuvo paralizada durante largos años, por el efecto Botnia.