Brasil es una “caja de sorpresas”. Comenzó a incrementar de manera significativa la producción de trigo pero no para volverse autosuficiente, sino para comenzar a competir con la Argentina en el negocio del cereal.
Los exportadores brasileños aprovecharon las elevadísimos precios internacionales del trigo registrados luego de la invasión rusa a Ucrania y exportaron más de 3,0 millones de toneladas del cereal en el ciclo comercial 2021/22.
Las señales de precios –en un mercado libre, es decir, no intervenido– impulsaron a los productores a incrementar este año tanto el área como la inversión tecnológica realizada en el cereal. Y el resultado –clima mediante– es un crecimiento sustancial de la producción.
El organismo oficial Conab informó esta semana que la cosecha brasileña de trigo sumó 9,55 millones de toneladas versus 7,67 millones en 2021/22.
Pero esa mayor producción no será destinada al mercado interno, sino al externo, por lo cual Conab proyecta que en el ciclo 2022/23 Brasil importará 6,10 millones de toneladas de trigo (la mayor parte de la cual provendrá de la Argentina).
¿Para qué exportar, según proyecta Conab, un volumen de 3,00 millones de toneladas en 2022/23 si después tendrá que importarlo? La respuesta es muy sencilla: Brasil cosecha la mayor parte de su trigo entre agosto y noviembre, es decir, varias semanas antes que Argentina y Australia, los mayores exportadores del hemisferio sur, y puede, por lo tanto, aprovechar oportunidades comerciales que están fuera del alcance de las dos naciones más australes.
Entonces la estrategia de Brasil es exportar “trigo caro” con la expectativa de importarlo más barato en la “temporada alta” cerealera del hemisferio sur, de manera tal de generar así divisas sin comprometer el abastecimiento interno del cereal.
No se trata de una buena noticia para la Argentina, porque el hecho de que aparezca un nuevo participante del negocio antes del ingreso del trigo argentino al mercado internacional implica que los precios FOB regionales tenderían –en condiciones normales– a “enfriarse” en el último cuatrimestre del año.
Además de atender al mercado externo, con la cosecha que está levantando en estos días Brasil –según Conab– también podrá recomponer reservas internas del cereal luego de “vaciarlas” para aprovechar la oportunidad ofrecida por los altísimos valores internacional post-invasión a Ucrania.
El organismo brasileño prevé que finalizará el ciclo comercial 2022/23 con un stock de trigo de 1,98 millones de toneladas versus 722.50 toneladas en la campaña anterior.
A colheita do trigo no Rio Grande Do Sul e é parte das 10,5 milhões de toneladas no #Brasil🇧🇷 fazendo da safra 2022 a maior de nossa história. #OAgroNãoPara #Agro never stops pic.twitter.com/tbjK5adNPC
— 𝙎𝙇𝙀 𝘼𝙂𝙍𝙊 🇧🇷 (@StaLuziaEsteio) November 8, 2022