La imagen de los ovinos está ligada a la enorme estepa patagónica, pero no siempre es la mejor: por el sobrepastoreo ejercido durante muchos años las ovejas tienen mala prensa como promotoras de desertificación. Pero ahora pueden llegar a revertir esa mala prensa y hasta convertirse en una buena palabra en materia de medio ambiente, ya que el INTA descubrió que los planteos ovinos bien realizados pueden capturar carbono e incluso tener un balance a favor.
“Un equipo de especialistas del INTA destaca que los sistemas pastoriles ovinos tienen un fuerte componente de secuestro de carbono y que, en muchos casos, operan con balances positivos”, dice una crónica publicada por INTA Informa.
Los sistemas ganaderos patagónicos en particular son de tipo pastoril. “En este caso, es cierto que existe emisión de metano del ganado, pero también hay un componente de secuestro de carbono dado por las pasturas, elementos arbóreos, los arbustos, entre otros, de su paisaje”, explicó Mauricio Álvarez, coordinador nacional del programa Carnes y Fibras del INTA.
Pablo Peri, coordinador nacional del programa Forestales del INTA, sostuvo que numerosas investigaciones del Instituto han demostrado que los sistemas pastoriles ovinos patagónicos, especialmente de la Patagonia Austral, tienen un balance de carbono positivo.
Obviamente que “lo que favorece y determina que el balance neto de carbono de un establecimiento sea positivo, es decir, producir carne y lana sin emitir gases de efecto invernadero, es ajustar la carga y evitar la disminución de la cobertura forrajera y la erosión del suelo”, remarcó Peri.
En las mediciones realizadas por INTA en aquella región “pudimos determinar que no solamente somos capaces de fijar estos gases con un ajuste correcto de la carga de acuerdo a la disponibilidad forrajera; sino que también conservamos la biodiversidad de plantas vasculares en un umbral aceptable, y que no se reduzca más del 80 % la biodiversidad”, agregó el experto.
De esta manera, estos profesionales aseguran que la actividad ovina también genera servicios ecosistémicos esenciales en muchos ambientes; lo que contribuye a la recirculación de nutrientes y preservación de la biodiversidad. Esta evidencia colabora a la estrategia de posicionar los productos patagónicos de una ganadería extensiva sobre pastizales naturales en la comercialización, según remarcaron los especialistas.
Las tecnologías posibles de aplicar en estos sistemas son de procesos; esto quiere decir, “usan muy poco insumo externo, son de muy bajo costo y permiten no solo aumentar la producción sino revertir las tendencias ambientales de los pastizales naturales y aumentar, a partir de su mayor producción, el secuestro de carbono”, destacó Álvarez.
El INTA, de este modo, presenta a la ganadería como parte de la solución económica y regenerativa del ambiente. Claudia Faverín, coordinadora del proyecto disciplinario Emisiones (GEI) en los sistemas agropecuarios y forestales del INTA, explicó: “El desafío es construir conocimiento para contribuir con las estrategias comerciales y posicionamiento de nuestros productos, y ahí debemos llevar a cabo un acuerdo entre productores con el gobierno argentino y un INTA que acompañe desde lo técnico; la medición y estimación con valores nacionales es clave”.
No es “mala prensa”. El sobrepastoreo es real. Y que los “productores” ovinos matan pumas y zorros es real. Y que matan guanacos porque “compiten” con las ovejas es real. Y que envenenan los campos es real.
No es “mala prensa”.
Por eso hace años que no consumo cordero patagónico.
Desde fines de los 80 hay trabajos de INTA La Rioja que muestran que hay técnicas regenerativas de manejo que contribuyen con la absorción de CO2, a la mejora del pastizal natural y al aumento de productividad