Esta semana el ministro de Agricultura Julián Domínguez, con su particular habilidad para realizar grandes anuncios que luego son difíciles de verificar, convocó a los presidentes de las cuatro entidades agropecuarias que conforman la Mesa de Enlace para prometer “la apertura total” de las exportaciones de cortes de vacas.
Si bien fue imposible hasta el momento obtener precisiones sobre los verdaderos alcances de esa medida, la desdibujada presencia de los máximos representantes del agro argentino en esa puesta de escena oficial no pasó desapercibida para muchos de los integrantes de las “bases” sectoriales.
En ese marco, las asociaciones rurales del norte de la provincia de Buenos Aires difundieron un escueto pero poco diplomático comunicado en el cual afirman que “la negociación que sobre el tema carnes lleva adelante la Mesa de Enlace… exaspera y ofende el espíritu de los hombres libres”.
“Lejos de sentarse a la mesa de la repartija de las migajas, esperábamos una conducta de liderazgo patriótico y no de mezquino conformismo sectorial”, sostuvieron.
En la misma línea, aunque con un tono mucho más sereno, los representantes de la Mesa de Enlace de la provincia de Córdoba manifestaron, también por medio de un comunicado, que “reclaman la liberación total de las exportaciones de carne (vacuna) y que cese en forma definitiva la intervención en los mercados de trigo y maíz”.
Los dirigentes cordobeses de Coninagro, SRA, FAA y Cartez remarcaron además que “no será posible alcanzar una mayor producción de carne cuando se limita la demanda, cerrando o cupificando (sic) las exportaciones)”.
Esta claro que la estrategia de diálogo abierto que promueve Domínguez no parece tener ya aceptación entre muchos integrantes de la “bases” del agro frente a la ausencia de soluciones concretas para dar por finalizada con el creciente nivel de intervencionismo oficial.