Nuevamente los encargados de elaborar el informe de oferta y demanda mundial de commodities agrícolas del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) volvieron a presentar proyecciones que están más cerca de Disneyland que de la realidad que se observa en los lotes de producción.
El USDA proyectó hoy una cosecha argentina de maíz de 53,0 millones de toneladas con una oferta exportable de 39,0 millones. Pero la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima que, en el mejor de los casos, logrará ser de 49,0 millones de toneladas. ¡Cuatro “palos” menos!
El USDA estima que la cosecha brasileña de maíz terminará siendo de 116,0 millones de toneladas con una oferta exportable de 44,5 millones. En este caso (¡bingo!) existe coincidencia con el organismo oficial brasileño Conab, que proyecta un total de 115,6 millones de toneladas del cereal.
En lo que respecta a la soja, el USDA espera que la cosecha brasileña sea de 125,0 millones de toneladas con una oferta exportable de 82,75 millones, cuando Conab pronostica 122,4 millones de toneladas con ventas externas por apenas 77,0 millones de toneladas.
La explicación detrás de la baja proporción de exportaciones proyectadas reside en que, debido a los buenos márgenes de rentabilidad de la industria aceitera, Brasil priorizará la elaboración de harina y aceite de soja frente a la escasez relativa de soja generada por el impacto de la sequía.
En cuanto a la Argentina, el USDA espera una cosecha de 43,5 millones de toneladas, cuando la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que tiene una estimación preliminar de 42,0 millones, advirtió ayer que esa cifra podría terminar siendo inferior debido al impacto de las heladas tardías registradas en la última semana.
Pero existe un problema: el informe del USDA señala que EE.UU. llegará al final del ciclo comercial 2021/22 con un stock de soja de apenas 7,0 millones de toneladas, una cifra muy escasa, que seguramente será requerida por la demanda internacional cuando se termine de “blanquear” el desastre productivo sudamericano que el informe del USDA sigue intentando “maquillar”.
Y existe otro problema aún más grave: al 31 de marzo pasado, según el último dato oficial, EE.UU. ya había comprometido el 99% de su oferta exportable de soja 2021/22, lo que implica que hasta agosto próximo deberá racionar las escasas reservas que tiene.
En otra palabras: si bien estacionalmente los precios internacionales de la soja deberían bajar en la actualidad por el ingreso al mercado global de la cosecha sudamericana, el hecho de que EE.UU. tenga un stock mínimo de soja, que debe conservar por casi cinco meses hasta el “empalme” de la nueva cosecha en septiembre, hace que prácticamente eso sea una garantía de precios altos para los siguientes meses (a pesar de los esfuerzos “editoriales” de los redactores del informe del USDA).
Por tales motivos, los valores de los contratos futuros de los productos del complejo sojero del mercado estadounidense CME Group registraron alzas intradiarias considerables en una jornada en la cual la mayor parte de los commodities energéticos y minerales también subieron por posicionamientos especulativos.