Mientras los focos de la atención pública están puestos en la prohibición de registrar exportaciones de productos del complejo sojero y en el fideicomiso cerealero, los administradores de molinos harineros, con un conveniente perfil bajo, se apuraron por registrar un importante volumen de embarques de harina de trigo ante el creciente nivel de incertidumbre y riego político presente en la Argentina.
Hasta el momento llevan declaradas exportaciones de harina de trigo en el presente ciclo comercial 2021/22 por 191.454 toneladas, una cifra equivalente al 33% del total registrado en la campaña 2020/21.
El dato es que en las últimas jornadas se aceleraron de manera notable las declaraciones de ventas externas de harina, algo lógico si se tiene en cuenta la intranquilidad presente en el gobierno de Alberto Fernández frente a la escalada inflacionaria y las intenciones indisimulables de potenciar las intervenciones de mercado.
Por el momento, la harina de trigo está fuera del radar oficial, pero nada indica que esa situación pueda ser para siempre en la actual coyuntura, especialmente luego de las declaraciones de Fernández relativas a realizar una “guerra” contra los “especuladores”.
De hecho, el fideicomiso cerealero, destinado para subsidiar a las empresas molineras y fábricas elaboradoras de fideos secos, dejó en la práctica afuera a las exportaciones de harina de trigo para tomar aportes forzosos solamente de las ventas externas de trigo y maíz.
Adicionalmente, los molinos también declararon exportaciones por 106.262 toneladas de subproductos de trigo correspondiente al presente ciclo 2021/22, una cifra equivalente al 41% del total registrado en la campaña previa.
Pero el dato más llamativo es que, mientras que el valor FOB del trigo pan en el disponible (spot) fijado diariamente por el Ministerio de Agricultura creció un 14% en lo que va del presente mes de marzo, al pasar de 360 a 411 u$s/tonelada, el FOB oficial de la harina de trigo se encuentra desde comienzos del presente año “clavado” en 335 u$s/tonelada, lo que representa un verdadero misterio, porque, en circunstancias normales, debería haber copiado el comportamiento del precio del trigo.
Como el FOB oficial fijado por el Ministerio de Agricultura se emplea tanto para calcular el derecho de exportación (que se paga por adelantado en un 90%) como la liquidación final por ingresar al momento de concretar el embarque, el hecho de contar con un FOB “congelado” constituye una ventaja en la actual coyuntura.
Es decir: el precio de la harina de trigo no se enteró aún –por decirlo de alguna manera– de que Rusia invadió Ucrania y sigue con la “película” anterior a ese evento dramático.