“Sabemos que lamentablemente al consumidor final no va a llegar, pero los insultados van a ser de nuevo los industriales molineros”. Así lo aseguró Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), en relación al fideicomiso cerealero que el gobierno nacional pretende instrumentar con el propósito de subsidiar el precio interno de los paquetes de harina de trigo y de fideos secos.
Cifarelli, tal como sucedió con el fideicomiso aceitero, cree que el monto del subsidio –que provendrá de una suerte de retención adicional sobre las exportaciones de trigo y maíz– terminará en los bolsillos de los distribuidores y comercializadores.
Por ese motivo, durante una charla virtual organizada por la Fundación Alem, en la que participaron diferentes representantes de la cadena triguera, el presidente de FAIM manifestó que desde el día uno el sector molinero se opuso a la implementación del fideicomiso.
“Hemos planeado en todos los ámbitos que no estábamos de acuerdo con la medida; lo hemos manifestado también a través de las mesas del trigo y del maíz”, remarcó.
Cifarelli indicó que el fideicomiso cerealero, que pretende recaudar un monto total de 25 millones de dólares en el transcurso del presente año, fue diseñado por el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, antes de la suba de precios del trigo generada por el conflicto ruso-ucraniano.
Por lo tanto, como la brecha entre el precio máximo del trigo establecido en el fideicomiso (23.000 $/tonelada) y el valor actual de mercado se amplió mucho, es muy probable que los recursos proyectados se agoten bastante antes de fin de año, lo que representará un problema, porque Feletti tiene el objetivo de que los valores mayoristas de los productos subsidiados permanezcan virtualmente congelados hasta el mes de diciembre de 2022.
El representante de los molineros explicó que la situación del sector en 2021 terminó en una situación desesperante. “Durante dos años no pudimos tener un ajuste en los precios del paquete de harina (que integra el programa oficial de Precios Cuidados) y como la Ley de Abastecimiento la tenemos como una ‘espada en la cabeza’, seguíamos abasteciendo, hasta que llegó un momento donde es preferible que intervengan las empresas antes que seguir abasteciendo algo que no se podía reponer”, comentó.
“Así fue como terminamos en diciembre de 2021 con un paquete de harina de trigo en góndola que tenía un valor (mayorista) que representaba un precio (FAS) del trigo de 17.500 $/tonelada, cuando en el mercado estaba entonces en 25.000 $/tonelada; con eso era imposible continuar; así que en ese momento comienzan las charlas y Feletti le dice a la cadena que va a aplicar en el trigo el mismo modelo que en el aceite”, añadió.
Cifarelli comentó que explicó que el instrumento no era adecuado para el propósito buscado y que, cuando comprendió que la decisión de Feletti ya estaba tomada, se logró que el fideicomiso se aplique para subsidiar a un total de 700.000 toneladas y no un volumen de 3,0 millones de toneladas, como pretendía inicialmente el secretario de Comercio Interior.
Cifarelli explicó que, si bien Feletti quería subsidiar también a la bolsa de harina que se destina a elaboración de panificados, luego dio marcha atrás al comprender que en ese rubro el costo del trigo representa una proporción insignificante.
“Un kilo de harina vale actualmente unos 70 pesos y de un kilo de harina salen 1,2 kilos de pan, con lo cual el valor (real) baja a 60 pesos. El precio del pan históricamente siempre multiplicó por tres el precio del kilo de harina, pero hoy lo multiplica por cinco y aún así no les alcanza a los panaderos”, graficó.
Luego citó un ejemplo de una “churrería famosa” que con un kilo de harina obtiene seis docenas de churros y que cada docena se comercializa a 800 pesos. Y recordó además que se generan catorce docenas de facturas con un kilogramo de trigo.
“Así podría enumerar una cantidad enorme de productos farináceos donde claramente el chivo expiatorio (de la inflación generalizada) termina siendo la harina; no sé si es una moda o si es más fácil pelearse con los molinos que con 35.000 panderos”, se quejó.