César Belloso es uno de los principales referentes de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), su presidente honorario. Se molesta con quienes dicen que “está agotándose” el modelo agrícola que pusieron en marcha hace ya treinta años junto a un grupo de pioneros. Por el contrario, él piensa que lo que sucede es que ese modelo jamás llegó a implementarse como corresponde.
“Cuando se habla de Siembra Directa, en el 90% de los casos se hace pensando en una alternativa de labranza. Es decir, hay distintas opciones de labranza y entre ellos está la no remoción del suelo. Pero si pensamos en los sistemas de producción en Siembra Directa, no debe haber más de 30% de la producción agrícola” que cumpla con todos los postulados, argumenta.
Mirá la entrevista completa con César Belloso:
Pequeña síntesis para entender el debate, uno de los más importantes para la agricultura extensiva en la Argentina contemporánea. En Bichos de Campo semanas atrás hablamos con el docente de la Facultad de Agronomía (Fauba), Emilio Satorre, quien consideraba que la denominada Segunda Revolución de las Pampas (que cobró fuerte impulso a partir de los 90, gracias a la combinación entre siembra directa, la soja transgénica RR y el herbicida glifosato) era un ciclo agotado que estaba dando lugar a una tercera revolución, más pendiente del cuidado ambiental y las demandas sociales.
Ver: Emilio Satorre: “Vamos hacia un mundo agrícola mucho más heterogéneo”
Belloso no piensa muy diferente a Satorre, pero se molesta con la palabra “agotado”. Para él, una de las principales espadas de AAPRESID, mal puede haber agotamiento con un proceso que no llegó nunca a arrancar. Es eso lo que lo rebela y lo que quiere discutir.
“Frente a esa visión de que la Segunda Revolución de las Pampas llegó a su fin y que viene otra revolución, yo creo que esa segunda revolución en realidad nunca llegó a implementarse. Esa es la visión diferente”, explicó.
En ese sentido, estableció diferencias muy claras entre entre aplicar únicamente la técnica de labranza cero, que es lo que hacen la mayoría de los productores, o por el contrario ajustar los planteos agrícolas a una “visión sistémica” que tiene en esta técnica solamente uno de sus componentes.
Fue ahí que calculó que solo 30% de los productores cumple con todos los mandamientos y tiene una mirada sistémica sobre lo que debe hacerse dentro de un establecimiento agrícola, que además de no roturar los suelos implica tener un manejo de rotación de cultivos (y no solo hacer soja sobre soja) o una fertilización balanceada que permita reponer los nutrientes.
“Si estas buenas prácticas no se aplican en conjunto, con una visión sistémica, es muy difícil que haya un crecimiento sostenido de esta segunda revolución de las pampas”, indicó Belloso, quien reconoció que en los últimos años lo que se registra es “un estancamiento en el crecimiento productivo”.
El presidente honorario de AAPRESID cree entonces que hay que profundizar el camino en vez de desecharlo. Puso como ejemplo su propio campo en la localidad de Pergamino, donde tras varias décadas de una agricultura sistémica “hemos obtenido un 20% más de productividad respecto de aquellos que han mantenido un sistema de producción que solamente les ha dado rentabilidad”.
“Si no lo miro solo con un enfoque productivista, durante todo ese tiempo he hecho un impacto positivo en el ambiente, aplicando menos agroquímicos y mejorando la calidad del suelo, del agua y del aire”, se ufanó.
Según Belloso, “lo que estoy diciendo es que si queremos llevar la Segunda Revolución de las Pampas a una máxima expresión, no solamente deberías tener un acompañamiento de los productores que ya la están implementando, sino que deberías tener también un acompañamiento de la academia, con una visión mucho más sistémica, así como un mayor interés de la industria y las empresas, que deberían salir de una tecnología de insumos para pasar a trabajar en una tecnología de procesos. De esa manera la transformación sería mucho más rápida”, evaluó.
Además, el productor consideró que “el Estado tiene un rol fundametal, que no es dar un subsidio sino brindar el marco para ayudar a la adopción de estas prácticas. Hoy en muchos casos no está presente. y eso hace que (esta agricultura sistémica) sea prácticamente vocacional para todos aquellos prodcutores que la han implementado”.