Pocos conocen que mientras Julián Domínguez, actual ministro de Agricultura, fue enviado por Cristina Kirchner a presidir la Cámara de Diputados, uno de los directivos de esa sección legislativa era el actual secretario de Comercio, Roberto Feletti. Allí, jefe y subordinado, tejieron una buena relación que ambos dicen mantener en la actualidad.
Ahora, frente a la suba de la carne y otros alimentos, ambos funcionarios parecen tomar distancia en las recetas para enfrentar el fenómeno inflacionario. Mientras Feletti (que ha empezado a mantener por las suyas reuniones con las entidades de la industria frigorífica) piensa que hay que desacoplar los precios internos de los internacionales, Domínguez realizó este miércoles en San Juan una encendida defensa del perfil agroexportador que debe asumir la Argentina.
La gran pregunta, es esta altura de una polémica que va tomando cuerpo dentro del gobierno, es si Domínguez juega el partido en serio o si simplemente intenta ganar tiempo y confundir a las entidades del agro, que por ahora le dan crédito y han preferido esperar el desenlace de esta pelea dialéctica entre los dos estilos que conviven dentro del gobierno. ¿Valdrá la pena encender una vela pidiendo a los dioses que definan el supuesto pleito a favor del ministro de Agricultura?
Como sea, Domínguez ha ido levantando el tono de su encendida defensa de una agresiva apertura exportadora de la Argentina. Cuando comenzó la gestión, comenzó a hablando del trigo, el maíz y la carne vacuna, como tres “bienes culturales” por lo que debería velar el gobierno, para evitar que sean escasos y caros para la mesa de los argentinos. Pero luego escondió esa muletilla, y con el correr de las semanas comenzó a lanzar una verdadera diatriba pro-exportadora.
El martes a la noche, en el cóctel de las cuatro cadenas agrícolas en la Bolsa de Cereales, ya había sido muy elogioso con el sector agropecuario al definirlo sin ninguna duda como “el más competitivo de toda nuestra economía”. Este miércoles, durante una visita a San Juan para conmemorar el día nacional del vino, el ministro subió un par de decibeles sus tonos.
“Debemos estar muy atentos a lo que pasa en el mundo. La cancha de los sistemas productivos se juega en el mundo, no en la Argentina. Y esto es central que se entienda. Es central tener una institucionalidad fuerte para salir al mundo”, afirmó Domínguez. Por institucionalidad se sobreentiende que el ministro parece estar a favor de desmantelar el andamiaje de cupos cruzados y prohibiciones que pesan sobre la exportación de esos tres productos: carne vacuna, maíz y trigo.
“A veces me preguntan qué pienso de la exportación… Si de mi dependiera, facilitaría todos los instrumentos (para poder exportar), porque necesitamos empresarios grandes para competir en un mundo que viene por lo nuestro. Porque vienen por lo nuestro”, advirtió.
Luego explicó lo que había querido decir: “Las tierras argentinas, el sistema agroalimentario es cada vez mas competitivo y mas demandado”.
En la misma línea, Domínguez, y junto al gobernador local Sergio Uñac, Domínguez bregó porque “la Argentina tiene que ser una tierra de negocios. Tenemos que preparar a nuestros empresarios para tomar posiciones en el mundo, porque de lo contrario, si estamos desorganizados, y sin articulación con el sistema financiero público, no nos quejemos después de las consecuencias que se vienen”.
Cobertura: Sofía Selasco