La soja cumple las tres funciones que tiene toda moneda: unidad de cuenta, medio de intercambio y reserva de valor. Los arrendamientos agrícolas cotizan en soja. Se pueden comprar insumos, camionetas, tractores y hasta inmuebles con soja. Y se puede ahorrar en soja.
La soja es la única moneda que tiene la Argentina. Y Juan Manuel Garzón, economista Jefe del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamérica (Ieral-Fundación Mediterránea), armó un gráfico que ayuda entender eso de manera muy clara.
Se trata de la evolución de la existencia final de soja medida en términos relativos. En Brasil ese indicador fue bajando a medida que China, luego del bloqueo comercial aplicado en 2018 por Donald Trump, comenzó a priorizar la compra de la soja sudamericana en desmedro de la estadounidense. Y luego, a partir de 2020, con la “explosión” de precios agrícolas, ese proceso se potenció.
Pero mientras que en Brasil la soja “quema” las manos de los productores, en la Argentina –increíblemente– ocurre el fenómeno inverso provocado por el descalabro generado por inadecuadas políticas económicas.
Con la introducción del primer “cepo cambiario” en 2011, los empresarios agrícolas comenzaron a emplear la soja como resguardo de valor frente a los ataques realizados al peso argentino por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Cuando no se dispone de moneda propia ni acceso a divisas, el capital se conserva con lo que se tiene más a mano. Desde hace varios años las existencias de soja en Argentina (fin de cada ciclo) equivalen al 20% de la producción, mientras que en Brasil no llegan al 3-5%. pic.twitter.com/L3HqxVmU3q
— Juan Manuel Garzón (@Jgarzon02) November 16, 2021
Si bien en los primeros tiempos del gobierno de Mauricio Macri (2016 y 2017) hubo intentos por estabilizar el mercado cambiario, la no resolución del problema de fondo –el déficit fiscal crónico– volvió a destruir el valor de la moneda argentina. Y la proporción de ahorro en soja se incrementó.
El proceso dejó de crecer a partir de 2020, con la presidencia de Alberto Fernández, gracias a los altísimos precios internacionales que registró la soja desde entonces, lo que motivó un mayor impulso vendedor, porque los problemas cambiarios, lejos de aminorarse, crecen mes tras mes.
Para compensar en parte ese fenómeno, en el último tramo de la gestión de Macri se volvió a implementar el régimen de las “retenciones anticipadas”, un invento originalmente kirchnerista que permite adelantar parte de la liquidación de divisas vía derechos de exportación.