El huracán Ida provocó destrozos en muchas instalaciones portuarias de la zona de Nueva Orleans, por donde salen nada menos que más del 40% de las exportaciones agroindustriales estadounidenses.
Los problemas derivados de los daños generados por el evento climática tiraron –como era previsible– para abajo los precios de la soja y el maíz en EE.UU., dado que la demanda de las compañías exportadoras se encuentra retraída hasta evaluar el nivel de daño ocasionado para así poder presupuestar las refacciones necesarias.
Una terminal granaria de Cargill localizada en Reserve, Louisiana, se llevó la peor parte con un grado de destrucción que requerirá varios meses de reparaciones hasta poder volver a ponerla a punto.
@wdsu @WWLTV Cargill grain elevator in Reserve pic.twitter.com/FNTcsG0p57
— KingMackerel (@KingMackerel) August 30, 2021
Se trata de un factor de corto plazo que, si bien es claramente bajista para el maíz estadounidense –próximo además a ser cosechado– debería generar un efecto alcista en el maíz sudamericano, al redireccionar embarques programados en EE.UU. hacia los puertos de Paranaguá, Rosario o Bahía Blanca.
El contrato Maíz Septiembre 2021 CME Group terminó hoy en 210,2 u$s/tonelada con una baja intradiaria de 2,4 u$s/tonelada, al tiempo que el poroto de soja para esa misma posición finalizó en 477,2 u$s/tonelada con una caída de 2,2 u$s/tonelada.
La referencia de precios del maíz presente en la Argentina, el FOB Rosario publicado por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios –a partir del cual se determina el derecho de exportación al momento de registrar un embarque–, venía alejándose en las últimas jornadas de los valores presentes en Brasil debido a problemas logísticos generados por la bajante del río Paraná. Y hoy martes, a pesar de lo sucedido en Nueva Orleans, volvió a reducirse ese valor FOB oficial para ubicar el “spot” en 228 u$s/tonelada
El problema es que esa tendencia bajista, instrumentada a partir de un precio publicado por un organismo oficial, condiciona la evolución de los valores negociados en las terminales portuarias de Bahía Blanca, donde –al no haber problemas logísticos– los precios del maíz cotizan a valores más acordes a la realidad del mercado.