Luego de registrar una cosecha de 61,3 millones de toneladas en el ciclo 2014/15, la producción argentina de soja se estancó. No fue el caso de Brasil, donde la oleaginosa siguió creciendo año tras año hasta alcanzar cifras inéditas. ¿Cómo lo hicieron?
Hasta una década atrás ambas naciones iban caminando por el mismo sendero, pero luego Brasil se distanció para constituirse en el mayor proveedor de poroto de soja a nivel mundial, además de desarrollar un gran complejo oleaginoso.
“El incremento de producción de soja en Brasil de los últimos 20 años se sustenta tanto en la mayor superficie destinada a la oleaginosa como en la fenomenal mejora de la productividad”, explica un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Desde los 14 millones de hectáreas que se sembraban en la campaña 2000/01, en las últimas dos décadas la cobertura se ha más que duplicado y sólo dos de las últimas 21 campañas se observó una caída del área sembrada.
En la última campaña, según datos oficiales (Conab), 38,5 millones de hectáreas fueron sembradas con soja, resultando en el récord histórico de siembra. “Para poner en perspectiva, lo que en Brasil se siembra con soja equivale al total de la superficie sembrada con los diferentes cultivos de la República Argentina”, apunta el informe.
Otro de los factores que le brindaron impulso a Brasil para superar sus resultados productivos son los rendimientos. Este factor se desenvolvió de una manera análoga al área, presentando una clara tendencia positiva en los últimos veinte años.
“Así, en Brasil el rinde promedio nacional pasó de 2750 kg/ha a 3530 kg/ha, aproximadamente, implicando un incremento de más de un 28% en veinte años. Este incremento se ha dado debido a la aplicación de mayor tecnología en los cultivos, incluyendo aquí el desarrollo de la industria semillera, posibilitando con ello notables mejoras en cantidad y calidad de producción agropecuaria”, remarcó. Por supuesto, en Brasil no existen los derechos de exportación ni las “retenciones cambiarias”. Tampoco tienen inflación.
Estos factores combinados generaron aumentos en la producción brasileña de soja al punto de más que triplicar los resultados en cuestión de apenas dos décadas, pasando de 38,4 millones de toneladas en 2000/1 a 135,9 millones para la cosecha 2020/21.
“Esto llevó a Brasil a ser el principal productor mundial en tres de los últimos cinco ciclos comerciales, luego de que en los últimos años Estados Unidos cediera su posición como máximo productor y exportador de poroto a nivel internacional”, señaló el documento de la BCR.
Un dato clave es que, a diferencia de lo que sucede en la Argentina, en Brasil el grueso de la producción se origina en la zona central del país, que se encuentra bastante alejada de las terminales portuarias.
Brasil se encuentra por detrás de Argentina en las exportaciones de productos derivados de la oleaginosa puesto que el consumo interno brasileño absorbe la mayor parte de la producción nacional. En este sentido, la industria brasileña poseía en noviembre del 2020 una capacidad de procesamiento instalada de 62,5 millones de toneladas.
“Teniendo en cuenta el gran incremento que tuvo la producción de soja en Brasil, el procesamiento de la oleaginosa de dicho país fue acompañando parcialmente la evolución y, en los últimos años, se han superado los 40 millones de toneladas de soja procesada internamente, resultando en una utilización promedio del 68% si se toman los últimos cinco años de la actividad”, concluyó el informe.
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