Por Jeremías Drobot (@JereDrobot).-
Los conocidos brotes de soja que degustamos en ensaladas y poseen tantos beneficios no surgen justamente de la leguminosa que se sembró sobre 18 millones de hectáreas de la Argentina. Fue el buen márketing del conocido poroto de soja, con casi 40% de proteína, lo que llevó a denominarlos así a la hora de comercializarlos.
Pero los brotes de soja no son de soja. Son porotos mungo.
Claro que se pueden hacer brotes de soja, pero no tienen tanta vida en fresco como los de mungo. Es su alto contenido de antioxidantes lo que convierte al poroto mungo en el elegido para la comercialización de brotes, ya que éstos mantienen el aspecto blanquecino durante más tiempo que las otras legumbres. Duran días en vez de horas.
En la India, este poroto verde es una de las legumbres más importantes, siendo muy saludable por su alta relación proteína/aceite. Allí no solo consumen el poroto mungo en forma de brotes, sino que lo utilizan en varias preparaciones, lo suelen pelar y cocinar su endosperma blanco. Así suplen la proteína necesaria para una alimentación sana sin llegar al extremo de matar a la sagrada vaca.
Por estas razones es que la India marca el termómetro del mercado mundial de este poroto, en el que también juegan Pakistán, Nepal y Vietnam, que son grandes consumidores de mungo.
Este grano es considerado una especialidad, con un mercado diferente a los commodities (soja, trigo, maíz, etcétera), que tienen un precio de referencia mundial para todos y se puede operar fijando precio a futuro. El mungo sería como la arveja o el garbanzo, con un futuro comercial incierto, márgenes volátiles aunque a veces muy atractivos.
Al no existir un valor a futuro como en otros granos, a la hora de producir el mungo es muy importante que se conozca cómo viene el mercado, más allá de las presunciones que se puedan hacer.
Siguiendo ese consejo, Marbell Agro, una empresa creada por Marcelo Marelli y Agustín Belloso, se ha dedicado a lo largo de sus cuatro años de existencia a fortalecer una red de contactos comerciales en el exterior. Ellos producen, procesan y exportan todo tipo de legumbres.
El volumen obtenido en las campañas de los principales productores (la oferta) será lo que defina el precio mundial de cada una de las legumbres. Pero también surgen otros factores que consternan el mercado. Por ejemplo: este año India impuso restricciones a la importación de poroto mungo, fijando un cupo máximo y aumentando los derechos de importación de 30% a 40%. En arvejas, esos aranceles llegan a 50%. “Hay que estar preparado para todas estas cosas, sin contar con la liquidez inmediata que se tiene con los commodities”, comenta el agrónomo Marelli.
Cultivo. Dependiendo de la zona del país donde se produzca, el mungo puede alcanzar un ciclo de entre 70 y 110 días de siembra a cosecha. Las condiciones climáticas definen esto. Cuando el año es más seco, el cultivo acelera su desarrollo y con humedad el ciclo se extiende más.
“Siempre es preferible un poco de seca antes que mucha agua. Primero que el cultivo es bastante rústico a nivel requerimento de agua y segundo, que un exceso de humedad complicaría la logística de cosecha. Para hacerla siempre se aplica un desecante, pero cuanto más secas estén la plantas mejor”, explica Marelli. Aclara también que debe usarse una cosechadora axial para cuidar más al grano de posibles roturas.
El cultivo es muy similar al de la soja en su arquitectura y comportamiento, aunque no existen materiales transgénicos. Por eso deben aplicarse herbicidas preemergentes para eliminar malezas de hoja ancha y entrar luego con graminicidas hasta el cierre del surco (sobre todo si se viene de un trigo o cebada).
Pero el mungo es totalmente compatible con planteos de siembra directa. Al ser su ciclo más corto que el de la soja, puede encajar bien en planteos de segunda (atrás de un cereal de invierno), en donde la restricción hídrica puede ser un desafío para la soja. En cuanto el lote a elegir, no debe ser anegable, preferentemente con pendiente, buen escurrimiento y sin salinidad.
La época de siembra puede ir desde mediados de octubre hasta fin de noviembre, dependiendo de la latitud, en planteos de primera y pensando en obtener el máximo rinde. Como cultivo de segunda, se puede implantar desde diciembre hasta mediados de enero. La semilla debe curarse e inocularse con rizobios específicos (bacterias que se desarrollarán en la rizosfera de la planta y crecerán en simbiosis con la misma, proveyendola de nitrógeno, un vital nutriente).
En cuanto a la sembradora a utilizar, puede distribuirse la simiente a placa o a chorrillo. El manejo de la densidad de plantas puede pensarse como la soja, disminuyendo levemente la densidad en mejores zonas para obtener buen calibre de grano. Pero no se debe arriesgar demasiado con esto, porque si las plantas no cierran el surco rápido, las malezas pueden ser un problema grave.
El objetivo es lograr entre 250 a 300 mil plantas por hectárea. “La calidad de grano se paga distinto. Cuanto más grande y más verde el grano, mejor (sobre todo el color es lo que más se premia). De todas formas, todo se ubica, sea manchado o dañado. A un precio menor, claro”, explica Marelli.
En cuanto a las zonas de cultivo, el norte de Córdoba es especial para el mungo, ya que no tiene problemas con las altas temperaturas y baja humedad. Luego, tanto en el NOA como en el NEA se obtienen muy buenos resultados, al igual que con otras legumbres. También se puede cultivar en la zona núcleo, con menos expectativa de rinde.
“Cabe tener en cuenta que el impacto del flete es menor con las especialidades, debido al mayor precio por tonelada. Es una herramienta muy interesante para el agricultor”, agrega Marelli.
El rinde medio ronda los 1000 kilos por hectárea, dependiendo de los factores ya mencionados. Pero se han observado rendimientos desde 800 a 1600 kilos/ha en las diferentes regiones mencionadas. “Hay que tener en cuenta que cada variación mínima en el rinde afectará las cuentas”.
En ese sentido, el agrónomo relata que “aunque hubo épocas mejores, el precio siempre es muy variable. Últimamente consideramos de 400 a 500 dólares la tonelada para el productor en el mercado local y de 700 a 800 dólares de precio FOB de exportación. Hay que ver este año como se mueve el mercado con las restricciones que impuso India”, concluye.