El fenomenal planchazo de precios registrado por los granos es una mala noticia para todos los productores del mundo. Pero en la Argentina existe un motivo adicional de preocupación.
A la fecha los exportadores ya registraron ventas externas (DJVE) de maíz 2020/21 por 29,6 millones de toneladas, una cifra que, en principio, se encuentra aún lejos de la oferta exportable de 36,0 millones de toneladas prevista para el presente ciclo comercial por el propio Ministerio de Agricultura.
Si embargo, desde el pasado 3 de junio prácticamente se interrumpieron las registraciones de Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) de maíz 2020/21, como si el número de casi 30 millones de toneladas declaradas hubiese hecho saltar alguna alarma en el “termómetro” del gobierno de Alberto Fernández.
Adicionalmente, en los últimos días el valor FOB oficial del maíz “spot” fijado por el Ministerio de Agricultura –a partir del cual se determinan los derechos de exportación al momento de registrar una operación de comercio exterior– comenzó a distanciarse de los precios del cereal negociados en los puertos de Brasil y EE.UU., algo que no tiene lógica.
La noticia no es alentadora si se tiene en cuenta que, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, recién se recolectó un 42% del área de maíz 2020/21, lo que implica que la distorsión comercial se presenta cuando aún ni siquiera se terminó de cosechar la mayor parte de la superficie sembrada con el cereal.
La buena noticia, dentro de lo malo de la situación general, es que al 9 de junio pasado –según lo últimos datos oficiales disponibles– los productores ya habían vendido 22,8 millones de toneladas de maíz 2020/21 con “precio hecho”, lo que implica que esas operaciones están “a salvo” del contexto actual.