Por estos días las discusiones en torno al precio de los alimentos básicos poco tienen en cuenta la cadena productiva y la incidencia de las cargas impositivas. Por el contrario, los “dardos” apuntan al precio de las materias primas y, de rebote, algún sector productivo liga unas cuantas críticas.
Un ejemplo de eso es el tironeo por el precio del trigo y su incidencia en el precio del pan. El último informe de Composición de Precios elaborado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) muestra que el precio del pan se multiplica por siete, desde que sale el trigo del campo hasta nuestra mesa.
Según el precio de referencia tomado en el informe, un consumidor paga en promedio 135 pesos por un kilo de pan francés. En ese precio final, el trigo representa el 13% del valor total, es decir 17 pesos; el molino representa el 5% (compra la harina y le suma sus propios costos y carga impositiva); la panadería representa un 60% del valor total, lo que representa el mayor “salto” en la cadena; y finalmente los impuestos totales, que son el 22% restante y explican el segundo componente en magnitud.
“El salto que se da en la panadería tiene una explicación y es que en este eslabón se combinan dos procesos: producción y comercialización. Tiene un uso intensivo de mano de obra, costos de servicios y costos de alquiler. Adicionalmente, las escalas de producción a lo largo de las cadenas son distintas, mientras el trigo y harina se realizan a gran escala, en la panadería es a menor escala, por lo que los costos unitarios son mayores”, explicó Natalia Ariño, economista de FADA.
Frente a eso, se detecta que en el precio del pan 67% son costos, 22% impuestos y 11% ganancias. De los impuestos, el 75% son nacionales, 22% provinciales y 3% municipales. El Impuesto a las Ganancias e IVA concentran el 68% de los impuestos pagados por la cadena.
“En promedio, uno de cada cuatro pesos que pagamos por estos productos son impuestos que se acumulan a lo largo de la cadena. En el caso del pan, pesan más los impuestos que la propia harina”, indicó David Miazzo, economista en jefe de FADA.
En este sentido, el economista agregó que el problema no es de un precio en particula, sino macroeconómico. “Un profundo déficit fiscal que se financia emitiendo pesos que, sumado a falta de confianza, se traducen en pesos que cada vez valen menos: eso es la inflación”, remarcó.
En la misma línea, un comunicado de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) afirmó que relacionar el valor del trigo con la inflación es parte de “la exacerbación dialéctica de algunos sectores del gobierno”
“La repetición de argumentos ideológicos, poco consistentes, carentes de veracidad, y la validación de los mismos por quienes deberían bregar por el desarrollo productivo del país, nos puede llevar a errores serios de diagnóstico. Ensayando soluciones donde no está el problema, sumando una nueva dificultad y no solucionando lo que se quería”, señalaron desde la entidad ruralista.