Siempre que se habla sobre el glifosato hay que parar las orejas: ese herbicida ha sido clave en el crecimiento de la producción argentina de granos y no será muy sencillo desprenderse de el, a pesar de que se han cometido excesos con su uso y de que ya no resulta tan eficaz, por la aparición de múltiples malezas resistentes.
A la comunidad agropecuaria, sin embargo, le pasó casi inadvertida una historia que tiene al glifosato como protagonista central: existe una investigación científica entre la Argentina y México que, de resultar exitosa, permitiría reducir drásticamente los niveles de uso de este agroquímico.
Vamos por partes, diría Jack el destripador.
La historia fue anticipada hace unos días por el periodista Diego Genoud en el flamante El DiarioAR, un nuevo medio que busca hacer periodismo de buena calidad. Resulta que luego del reciente viaje de Alberto Fernández a México, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, el tucumano Jorge Neme, visitó en Monterrey a un viejo conocido de los días en que vivió en ese país, el empresario Alfonso Romo hijo. Se trata del heredero de Alfonso Romo Graza, un político y empresario que es una pieza clave en la estructura de poder que acompaña al actual presidente Andrés Manuel López Obrador (ambos en la foto). Recién dejó el cargo de jefe de gabinete mexicano en diciembre de 2020.
Neme es una figura conocida para el agro argentino. Fue durante mucho tiempo el coordinador del Prosap (Programa de Servicios Agrícolas Provinciales), luego acompañó en la gobernación de Tucumán a Juan Manzur y ahora recaló como vicecanciller, debajo de Felipe Solá. El mismo Neme confirmó a Bichos de Campo la existencia de estas gestiones.
Alfonso Romo Garza tiene su currículum expuesto nada menos que en la página oficial de la presidencia de México. Además de su rol clave en el actual gobierno de ese país, se destaca que “es ingeniero agrónomo por el Tecnológico de Monterrey”. Y que “antes de tomar su cargo actual, fue Presidente del Consejo y Director General del Grupo Plenus, corporativo que enfoca sus actividades empresariales en los sectores de agrobiotecnología, biología sintética, educación y servicios financieros”.
La palabra biotecnología apareció por primera vez.
Cuenta la primera crónica de Genoud que “a través de una de las compañías de su emporio, Nature Source Improved Plants (NSIP), Romo viene de asociarse en febrero pasado con la empresa argentina biotecnológica Bioceres, dirigida por Federico Trucco (foto abajo), en un acuerdo de investigación y servicios”. En la compañía argentina confirmaron a Bichos de Campo ese acuerdo, que tiene que ver básicamente con colaborar para la empresa argentina que desarrollo la soja y el trigo transgénico HB4 pueda desembarcar en el negocio agrícola de los Estados Unidos.
La palabra biotecnología aparece por segunda vez.
Ahora, según esta información, “las dos firmas (Bioceres y la mexicana NSIP) se sumarían al trabajo que vienen haciendo en conjunto desde hace cinco años el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la empresa Stelagenomics”. Esa firma, que dirige el bioquímico Luis Herrera Estrella y cuenta con fuerte apoyo del Estado mexicano, se presenta como “una empresa 100% mexicana dedicada a la innovación biotecnológica con el fin de resolver los principales problemas del campo”.
La palabra biotecnología aparece por tercera vez.
Esta nota de un noticiero mexicano sobre Stelagenomics y una de sus científicas estrellas sirve como aproximación a saber cuál es la especialización de este firma mexicana que ahora se vería apuntalada por dos pesos pesados, Bioceres y el grupo de los Romo: el trabajo con algas y bioinsumos.
La crónica de ElDiarioAR continúa y se introduce en el potencial descubrimiento que podría ayudar a terminar con la glifosato-dependencia de la agricultura argentina, y buena parte del mundo. “El desarrollo biotecnológico apunta a reducir el uso del herbicida de Bayer (nota: la patente original era de Monsanto, pero venció en 1999 y ahora lo producen y venden múltiples empresas). Se viene avanzando con pruebas de campo que vienen mostrando resultados ‘muy satisfactorios’ y se advierte un avance importante en el combate de las malezas, con una disminución muy importante en la aplicación de glifosato”.
Hasta aquí está clara la historia. Con apoyo explícito de funcionarios de ambos gobiernos (Neme y Romo), dos empresas de fuste en cada uno de sus países apoyarán esta línea de investigación que vienen desarrollando la empresa Stelagenomics y… nada menos que el INTA. Aspiran a reemplazar buena parte del mercado del glifosato por otra cosa que todavía no se sabe muy bien qué es…
Qué gran misterio todo.
“Se está trabajando seriamente en una alternativa biotecnológica que puede mejorar la productividad, mejorar la competitividad y mejorar las condiciones ambientales en las que se desenvuelve la agricultura”, dijo Neme (en la foto) al medio que publicó esta primicia. Luego contó que “el encuentro con Romo en México fue importante porque se interesó en ese desarrollo tecnológico y se sumaría al proyecto. Desde el punto de vista de su proyección a nivel de mercado, eso le da una dimensión enorme”.
La palabra biotecnología aparece por cuarta vez.
Con el lápiz afilado de quien sabe que puede estar detrás de una gran historia (reducir el uso del glifosato podría ser uno de los aportes más significativos para la historia contemporánea de la agricultura, casi tanto como la aparición en 1995 de la soja transgénica RR, que resiste justamente la aplicación de ese herbicida), Genoud hizo lo que se debía hacer: llamar al INTA.
En una segunda entrega, ElDiaroAR entrevistó a Sergio Feingold, un ingeniero agrónomo que desde 2014 coordina del Programa Nacional de Biotecnología de lNTA. Lejos de desmentir la existencia de ese proyecto binacional, Feingold (foto abajo) confirmó las investigaciones con el objetivo de reducir el uso del glifosato. Pero no soltó prenda respecto de en qué consistiría esta innovación tan prometedora. Se excusó diciendo que existe un “convenio de confidencialidad” entre ambos países.
La palabra biotecnología, por quinta vez.
“Es una tecnología superpromisoria, con una aproximación biotecnológica muy creativa y muy original. Stelagenomics es un spin-off del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) de México y tiene el apoyo del Estado mexicano. Juntos estamos en un desarrollo que todavía es incipiente, estamos comenzando, pero estamos poniendo toda la capacidad del INTA”, explicó el investigador.
Bichos de Campo confirmó oficialmente que el INTA está detrás de este asunto tan intrigante como prometedor, pero también sus voceros nos dijeron que era en vano volver a entrevistar a Feingold por este asunto, pues no diría más de lo que ya dijo.
La biotecnología en INTA: “Aunque muchos crean que no servimos, somos el mayor semillero”
¿Y qué dijo?
-Lo que hicimos fue juntar a todos los especialistas del INTA, eso lo hice yo en más de una oportunidad, para mirar todos los aspectos alrededor de la tecnología, no solamente los que tienen que ver con una aplicación en el corto plazo sino también en el mediano y largo plazo. Se trata de ver cómo la biotecnología maneja un sistema global en el cual miramos todos los aspectos, el productivo, el del control de malezas y de la disminución del uso del glifosato, pero también todo el microbioma asociado a esto.
-¿Cómo sería?- repregunta Genoud.
-Hay que ver qué pasa en el suelo con esta nueva tecnología, qué pasa en la planta. Esto tiene impacto en la sustentabilidad, mitigando la erosión hídrica y asegurando el mantenimiento de la biodiversidad. Es una tecnología que no mata la maleza sino que la hace no competitiva en términos económicos: se logra que la maleza no disminuya significativamente el rinde del cultivo. Esta tecnología en maceta funciona bárbaro, el desafío del INTA, el interés del ministerio de Agricultura y del Estado en sí, es que esto se pueda llevar al campo, que sea sostenible en el tiempo y que podamos ir disminuyendo el uso del glifosato. Hay que ser cauteloso y no andar prometiendo antes de que lo hayamos verificado en ensayos de campo. Pero hoy el productor agropecuario está muy acostumbrado al uso del glifosato y vale la pregunta: ¿Qué pasa si dejamos de usar la mitad del glifosato que usamos hoy?
¡La pucha que resulta todo muy misterioso! Pero… ¿Y si la pegamos?
Buscando viejas notas sobre los hallazgos de StelaGenomics nos encontramos con este párrafo que quizás nos de un principio de respuesta a este intríngulis agronómico que tenemos por delante. Al parecer, la empresa mexicana “diseñó un gen que, incorporado a las plantas, permite metabolizar un compuesto de fósforo distinto al fosfato: el fosfito, que actúa además, como herbicida y fungicida”.
“Gracias a este gen, las plantas asimilan el fosfito y lo convierten en el fosfato que necesitan para nutrirse. De esta forma, los agricultores necesitan menor cantidad de fertilizantes y herbicidas ya que las malas hierbas –incapaces de asimilar fosfito– no compiten por el. StelaGenomics ha avanzado en el desarrollo de estas tecnologías para cultivos de maíz, soja, trigo, arroz y algodón”.
Suspenso. Habrá que esperar por la nueva temporada.
La palabra biotecnología aparece en el fin de este capítulo.
Interesante artículo y valioso que se cite a la fuente (EldiarioAR). Pero cuidado con el nombre del presidente de México. No sé si fue un descuido o un chiste, pero no estamos como para discusiones internacionales/diplomáticas. Ojalá se dé para adelante con este desarrollo, y que no se mienta más con los problemas que acarrea la aplicación de glifosato. Y si no, que les pregunten a los aplicadores de Santa Fe que han quedado estériles o a los apicultores de San Luis que han visto diezmadas sus colmenas. ¡Saludos!
Mucho gre gre para decir gregorio
Seria muy bueno que volvamos a la biotecnologia
Muchas Sarasa. Hay diversas formas de disminuir el uso del glifo con distintos manejos culturales u agronomicos.
Ya van a encontrar los miserables de siempre la forma de minimizar o desacreditar esta buena noticia, desde que no son gobierno es lo único que hacen y pagar millones de dólares para que también otros lo hagan, los millones que se robaron entre 2016/2019.
Ademas de las malformaciones.enfermedades respiratorias.yaumento en la estadística de casos de cancer y la prohibición de su uso en gran parte de los paises del mundo considerándolo como uno de los agrotoxicos en uso en argentina
El nuevo “producto” se llama agroecologia, disminuye y hasta elimina el uso de agrotóxicos.
Que te pasa Juani que estás tan resentido!!!!No te olvides que la producción que se logra con la ayuda inevitable de ESO se la llevan los hambrientos chinos a cambio de mano de obra ESCLAVA…. Pero vos que sabés!
Vayamos por partes… Y nadie pero nadie puede evitar referenciar a Jack… Por queeeeeeee!!??