Martes. Día de cambios.
El Boletín Oficial publica el Decreto 941/2017.
Allí el presidente Mauricio Macri acepta desde el 17 de noviembre la renuncia al cargo del ahora ex ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile. En el artículo 2, dice: “Agradécense al funcionario renunciante los valiosos servicios prestados en el desempeño de su cargo”.
“Agradécense”. La burocracia escribe la historia con palabras grotescas y bastante mentirosas.
A las 14,30, en una ceremonia en la Casa Rosada -donde no se permitirán cámaras y los periodistas agropecuarios deberían hacer malabares para ingresar-, Macri le tomará juramento al nuevo ministro, el ex presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere.
Los diarios, el fin de semana, se han ocupado de confirmar la nota de Bichos de Campo sobre quiénes serán los colaboradores más cercanos del nuevo ministro. De todos modos hay ansiedad en el Ministerio por ver cómo cubre Etchevehere muchos otros casilleros. Se espera aquí que domine al “gradualismo” tan habitual en el gobierno.
Ver: “El Gabinete de Etchevehere II: Con el sello de la Rural pero el corazoncito de AACREA”
Recomendable la lectura de La Nación, donde fuentes cercanas al nuevo ministro anticipan a nuestro colega Fernando Bertello que la gestión de Etchevehere pondrá énfasis en desanudar los nudos de la burocracia que afectan a los sectores productivos y en la competitividad. Son dos caras de la misma moneda.
Etchevehere comenzará la actividad, ya como ministro, de inmediato. Ya están pautadas reuniones esta semana con la llamada Mesa de los Lácteos, y con la también flamante Mesa Foresto-industrial. En cada sector la posibilidad de más cambios está latente. En Lechería ni hablar: es una de las grandes cuentas pendientes del Ministerio modelo Buryaile.
En el área forestal los grandes y adinerados socios de la Rural que promovieron hace un par de semanas la reunión del sector con Macri critican por lo bajo la pasividad de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) de cara a la discusión de la necesaria prórroga de la Ley de Promoción de Bosques Cultivados, que vence en 2018.
En todos los flancos se cuecen habas. La vida en el Ministerio de Agroindustria, contra lo que puede suponerse, no es un lecho de rosas.
Martes, día de cambios. Mañana será miércoles y el ministro recién estrenado enfrentará su primera protesta. A las 11, frente a las puertas de Paseo Colón. Medirán su capacidad de movilización varias de las mismas organizaciones que hace unas semanas realizaron un “verdurazo” en Plaza de Mayo.
Convocan el MPP (Movimiento de pequeños productores), la UTT (Unión de trabajadores de la tierra), el FAE (Frente agrario del Movimiento Evita), la FNC (Federación Nacional Campesina) y el MNCI (Movimiento nacional campesino indígena, Via campesina Argentina). Arrancan suavecito:
“Desde las organizaciones queremos denunciar el nombramiento de Luis Miguel Etchevere (SIC) como Ministro de Agroindustria de la Nación. Este nombramiento profundiza el carácter de clase del gobierno de Cambiemos, al poner a otro representante de las cámaras patronales en un puesto jerárquico del Poder Ejecutivo Nacional. En esta oportunidad se trata de la representación histórica de los terratenientes locales, la Sociedad Rural Argentina, que ahora pasará a tener a su último presidente como máxima autoridad del Estado Nacional en lo que respecta al sector agrario. Ello da por descontado que las medidas que adopte Agroindustria seguirán estando destinadas a defender los intereses de los sectores más poderosos del mundo rural argentino, quienes no solo han apoyado todos los golpes de Estado producidos en nuestro país, sino que también han recibido cuantiosas denuncias por el empleo de trabajo esclavo en sus tierras”.
¿Qué hará Etchevehere con el área de Agricultura Familiar, donde aún hoy el Ministerio de Agroindustria está distribuyendo más de 100 millones de pesos anuales entre muchos de los “beneficiarios” seleccionados por el ex secretario kirchnerista Emilio Pérsico? Dicen que muchos de ellos no son campesinos sino militantes de la estructura que el líder del Evita imaginó crear por todo el interior.
Si no se tratara de la vida real, que significa tiempo y energía, sería todo muy entretenido. Pero no se trata de una película…