“En trigo se apostó a la fertilización, y por segundo año consecutivo volvieron a subir las dosis”, dijo en Bichos de Campo, Jorge Bassi, vicepresidente de Fertilizar Asociación Civil. De todos modos, el especialista en nutrientes también dejó una mala noticia: en soja la fertilización podría crecer muchísimo más, pero esto no sucede porque el productor sigue aplicando tecnologías viejas.
Primero el trigo. Bassi recordó que “durante la campaña 2015 se terminó con la fertilización más baja de la historia argentina, y por eso celebramos que el productor haya tomado nota de esto, porque esta campaña volvió a aumentar las dosis y fue un 15% mayor durante esta campaña. Se nota que hay una corrección por segundo año consecutivo en la dosis de Nitrógeno, aunque a nosotros todavía nos queda un recorrido. Creemos que (la demanda podría aumentar) otro 15 a 20%”.
Escuchá el reportaje completo:
Respecto de la estrategia a adoptar de cara al arranque de la campaña de granos gruesa, Bassi recomendó en el caso de los maíces terdíos “hacer análisis previos de zinc en el suelo, ya que se están observando deficiencias, y entendamos que es un micro-nutriente vital, y más allá de que las hojas que se desarrollen primero pueden ser normales, las nuevas son las que mostrarán síntomas de falta. El zinc debe estar dentro de toda la planta”, avisó. Sugirió a los productores hacer un análisis de suelo para detectar las deficiencias.
En soja, en tanto, el directivo de Fertilizar criticó que haya “un arrastre de prácticas de años pasados que no se han revisado”.
“Si bien no recomendamos la fertilización nitrogenada para la soja, hay que empezar a copiar más lo que hacemos en las gramíneas”, evaluó Bassi, para quien “ahí hay una oportunidad de mejora fuerte, y lo hemos comprobado con muchas redes de ensayos. Vemos una brecha interesante porque encontramos que podemos obtener de 400 a 600 kilos por hectárea aportando más fertilizantes”.