Hubo reunión de ministros de Agricultura de las Américas y uno debería suponer que se discutieron cuestiones muy importantes, estratégicas. Busca que te busca comunicados sobre ese evento y casi nada… Declaraciones de rigor sobre la importancia de “fortalecer la producción de alimentos” en estos tiempos de pandemia. Como si no fuera algo obvio. Si los ministros de Agricultura se reúnen suele ser para apuntalar la producción y el comercio de alimentos. Los cardiólogos se reúnen para hablar sobre los ataques al corazón. Los bomberos, sobre incendios.
La reunión virtual entre las máximas autoridades agrícolas de la región fue auspiciada por el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Víctor Villalobos, con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Buscamos entonces el comunicado conjunto del IICA y la FAO a ver qué dice: “Los Ministros y Secretarios de Agricultura, reafirmaron que tomarán medidas nacionales, regionales y hemisféricas para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional en el hemisferio, la cual está en riesgo por la pandemia de Covid-19 y la crisis económica que la sucederá”. Esa es la síntesis. Que van a tomar medidas, pero no se aclara cuándo ni cuáles.
Solo queda de la reunión un punteo de prioridades, firmado por el conjunto de los países de este Hemisferio. Dice que los países se comprometen a:
- Fortalecer la producción de alimentos, productos silvoagropecuarios, pesqueros y acuícolas en los países de las Américas, convencidos del rol estratégico del sector agroalimentario para la reactivación económica.
- Robustecer las medidas y protocolos sanitarios que protejan la salud de las personas y la sanidad agropecuaria, sin obstaculizar el adecuado flujo de alimentos.
- Mantener el adecuado funcionamiento de los mercados internacionales y nacionales y las cadenas de abastecimiento locales, mediante el intercambio de información sobre disponibilidad, demanda y precios de los alimentos.
- Continuar fomentando la participación de la pequeña y mediana empresa en las cadenas agroalimentarias, en el trascurso de la pandemia y el periodo de reactivación económica, mediante políticas públicas, inversión pública y privada y gestión de financiamiento preferencial.
- Reafirmar la cooperación técnica internacional, mediante organismos especializados como IICA y FAO, para complementar esfuerzos para la innovación, la inclusión y la sostenibilidad agrícola y rural.
No mucho más. Como se ve todas buenas declaraciones, pero que no se sabe qué impacto concreto tendrán sobre la vida de productores y consumidores en la Argentina.
Suponemos que esta traducción necesaria para construir nuestra crónica estará disponible en algún comunicado del Ministerio de Agricultura nacional. Pero no existe tal comunicado, al menos no todavía. La Argentina al parecer le asignó poca importancia a esta reunión continental, pues ni siquiera participó el ministro Luis Basterra y en su reemplazo se conectó el secretario de Agricultura, Julián Echazarreta. Tan pobre parece haber sido la participación nacional que la crónica de los organismos internacionales ni siquiera nos citan.
¿Y entonces? ¿Cómo sabemos sobre qué se discutió realmente en tan importante encuentro ministerial?
Volvemos a revisar el comunicado de los organismos internacionales, que como todos sabemos juegan hasta el hartazgo acumulando palabras que parecen decirlo todo pero finalmente no dicen nada.
Por suerte, el parte de prensa cita algunas declaraciones de importantes funcionarios. Por ejemplo, nada menos que al secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Sonny Perdue, que entre las promesas de cooperación de rigor realizó un llamado “a evitar la imposición de medidas que restrinjan el intercambio de productos, sin la debida justificación científica”.
Bueno, al fin una pista con algo de información. Pero no mucho más que eso. Luego siguen las frases de rigor: Del tipo “el comercio agrícola es vital para todos los ciudadanos…”
Julio Berdegué, el titular de la FAO a nivel regional, expresó datos duros. “El hambre ha crecido a 47,7 millones de personas en 2019, y se espera que aumente a casi 67 millones para 2030, sin considerar el impacto de la pandemia. Además, nuestra región es la más cara de todo el planeta para que una persona puede tener una dieta saludable, con un costo de casi 4 dólares por persona al día. Somos una región fabulosamente productora, pero la dieta saludable queda más allá del alcance para casi 104 millones de individuos”, alertó. La hipocresía de siempre: producimos alimentos de sobra pero comemos mal. Algo pasa.
Manuel Otero, del IICA, consideró que los gobiernos deben tomar medidas concretas a favor de los productores más pequeños. “Siempre, y más especialmente en esta coyuntura dramática, el sector de los agricultores familiares debe ser prioritario; tanto como el de los profesionales de la salud o el de los agentes de seguridad pública. Necesitamos una revolución agrícola digital en la agricultura familiar y podemos hacerla, porque la tecnología para eso hoy tiene bajo costo y un comprobado alto retorno”, indicó. Pero no dijo cómo podríamos lograr esa revolución.
Sabe a muy poco, a poca información. Recurro entonces al comunicado del Ministerio de Agricultura de Brasil, principal socio argentino en el Mercosur, aunque esto ya no se note demasiado. La ministra del vecino país, Tereza Cristina, sí participó de la reunión continental y se mostró igualmente agresiva que el estadounidense Perdue. Finalmente, Estados Unidos y Brasil son los grandes exportadores de alimentos de la región. Los debería seguir la Argentina, pero bueno…
No importa. Vamos descifrando la información escrita en clave diplomática. La ministro brasileña también destacó que lo más importante que sucedió en la reunión fue que se acordó defender “el principio científico en la regulación del comercio internacional”.
“Es necesario distinguir el esfuerzo necesario que todos hacemos para garantizar la protección de nuestras poblaciones, tomando las medidas necesarias para prevenir la propagación del virus, de medidas sin ninguna base científica que pueda generar inseguridad, incertidumbre y desinformación”, subrayó Cristina. El comunicado brasileño es todavía más preciso. Afirma que “no existe evidencia científica para apoyar la tesis de que el virus se propaga a través de los alimentos”.
Finalmente llegamos a la información. Esta es que los países agroexportadores americanos reaccionaron a los mayores controles que está imponiendo China sobre suss importaciones de alimentos, ya que allí se empezó a exigir un certificado especial de “Covid free”, o alimento libre de Covid. Por fin una noticia más pulenta.
“Nos preocupan las políticas impuestas en todo el mundo que podrían ser negativas para el comercio. Todas las medidas deben estar basadas en la ciencia, tanto ahora como después de la pandemia. La gente no puede contraer Covid-19 del empaque de alimentos o de los alimentos en sí, ya que la ciencia no indica que esto sea posible ”, había dicho Perdue, el secretario de Estados Unidos, avalando la posición brasileña.
Ahora sí, más tranquilos, nos quedamos esperando la posición argentina.