Juan Pablo Monzón es productor agropecuario en el oeste de la provincia de Buenos Aires, pero además investiga para el Conicet y está dentro de la Unidad Integrada Balcarce (INTA – Universidad Nacional de Mar del Plata), donde es docente. Desde hace unos meses se encuentra radicado en los Estados Unidos, becado por la University of Nebraska-Lincoln para investigar allí por dos años. El afirma que la Argentina podría producir hasta 30% más de maíz sin inventar nada nuevo, solo con las tecnologías disponibles.
Monzón, entre tantas investigaciones que realiza a diario, se encarga de calcular las brechas de rendimiento en los cultivos extensivos más importantes. Con esto determina el potencial a cosecha que el productor está resignando, por ahí sin darse cuenta, con las tecnologías existentes en el mercado y según prácticas económica y sustentablemente viables.
Esto lo llevó a cuantificar que para el caso del maíz, en la Argentina el promedio nacional, que es de 7 toneladas por hectárea, podría escalar tranquilamente a 9,3 toneladas.
“Se podrían alcanzar entre 2.300 a 2.500 kilos por hectárea más, realizando prácticas disponibles y de forma rentable”, señaló el agrónomo a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa a Juan Pablo Monzón:
Siguiendo con sus cálculos, haciendo las cosas con las tecnologías disponibles el volumen cosechado de maíz en la Argentina podría trepar de 50 millones de toneladas a 66 millones. Esto, que equivale a un crecimiento del 30% en el tamaño de la cosecha, se podría hacer sin necesidad de incrementar la superficie.
¿Y cómo? El manejo en el que más falla el productor argentino y que podría redundar más rápidamente en una suba de los rendimientos, según los cálculos de Monzón, es sin duda la fertilización. El especialista afirmó que las dosis aplicadas están muy por debajo de lo requerido para que el cultivo alcance su potencial.
“Es verdad que en Estados Unidos ya se fertiliza demasiado, a veces en exceso, pero en Argentina un incremento en las dosis de nitrógeno y fósforo se pagaría. Las relaciones insumo-producto dan más que favorables”, destacó Monzón, dando a entender que hay margen para que la mejora de los rindes amortizaría el mayor costo de producción.
Se calcula que en la Argentina el promedio de dosis de nitrógeno es de 60 kilos por hectárea y para elevar el promedio a las 9,3 toneladas por hectárea que marca el investigador esta dosis debería como mínimo duplicarse.