Los productores son gente de mierda que prende fuego en sus campos a propósito, para llenarnos de humo, solo por avaricia, para sembrar soja hasta en las islas. O porque necesitan más tierras para colocar sus cientos de miles de vacas…
Cosas como estas y mucho más graves se escucharon durante los últimos días, especialmente en Rosario, ciudad que padeció la llegada de humo desde cientos de focos de incendios que se declararon desde mediados de junio en la zona de las islas que está ubicada frente a la ciudad. Muy pocos preguntaron a los productores involucrados en esa zona si eso era cierto que eran ellos. La mayoría los crucificó.
Enrique Goset es un productor que trabaja en esa zona de islas desde hace casi treinta años. Es rosarino, como la mayor parte de los propietarios de campos en dicho lugar. Se enoja con la cobertura de los medios sobre esta situación y aclara que no son los productores los culpables de haber iniciado el fuego. “Los productores no queman. A nosotros la quema no nos interesa porque básicamente en las islas nos sobra pasto. Para mi esta práctica siempre estuvo fuera de lugar”, aclara.
Goset y un grupo de productores de la porción de islas que va desde el puerto de Timbúes, en el norte de Rosario, hasta Arroyo Seco, al sur de esa ciudad, se comenzaron a reunir esta semana para diseñar una estrategia de defensa frente al dedo acusador de la sociedad. Cuentan con apoyo legal, porque se anticipa una situación pesada. Las islas frente a Rosario pertenecen en realidad a jurisdicción de la provincia de Entre Ríos, y el gobernador Gustavo Bordet ya ordenó a sus fiscales que se inicien causas penales contra los propietarios de los terrenos donde se hayan localizado focos. Las únicas pruebas de la culpabilidad, al parecer, serán las imágenes satelitales.
“Tenemos un gran problema, que es principalmente la acusación en forma infundada de que somos nosotros los que quemamos los campos de isla. Todo el mundo lo dice sin ninguna prueba, desde el periodismo hasta la política, pero todos tocan de oído”, se queja Goset en diálogo con Bichos de Campo.
-¿Y cuál es la situación real? Porque los campos se incendiaron en serio…
-Sí, claro que hubo incendios. Y las principales consecuencias las padecemos nosotros. Lo que la gente no sabe es que por nuestros campos y los ríos que los rodean tenemos una cantidad de gente impresionante, cazando o pescando, que se cree que las islas son públicas. Es muy complejo el tema de producir en las islas. Tenemos robos de todo tipo, nos rompen los alambrados. Nadie tiene idea de lo que renegamos nosotros con toda esa gente- contesta Enrique. En su caso lo último que lamenta es que le robaron un cachorro de Border Collie.
El productor rosarino enfatiza sobre el descontrol que existe en la zona porque -según su visión- cualquiera puede haber sido el causante de los focos que terminaron, por arte y parte del viento norte, molestando con el humo a los rosarinos. Pero Goset se muestra convencido de la inocencia de los productores ante esta situación.
-¿No hay productores que puedan haber iniciado el fuego para limpiar algún lote?
-Puede haber algún tipo que esté totalmente atrasado y recurra a estas prácticas. Pero hoy la realidad es que los campos de isla son muy engordadores y les sobra pasto. La flora que tenemos es primavera-estival, o sea que los pastos en otoño empiezan a secarse. Es su ciclo natural. Pero en general nos sobran grandes volúmenes de pasturas porque los campos están sub-pastoreados. Debido a las crecientes y a los malos gobiernos. los productores en las islas son cada vez menos. Faltan productores y faltan bovinos. ¿Para qué serviría quemar buscando un rebrote si lo que nos sobra es el pasto?
Según los números que maneja Goset, la situación actual de las islas dista mucho de cuando, diez años atrás, la soja valía 450 dólares y empujaba a los productores del continente a sembrarla en cualquier lado y correr las vacas hacia otras zonas. En ese momento las islas sí que se llenaron de animales, rebalsaron. Pero luego vinieron varias crecientes, la soja bajó de precio y ahora en toda esa región hay mucha menos hacienda. De los registros de vacunación contra la aftosa surge que en el éjido correspondiente a Victoria quedan 17.200 cabezas divididas entre 131 productores. El promedio da casualmente 131 bovinos por productor.
-¿Y no queman para sembrar soja como dicen algunos?
-En las islas puede haber algún loco que haya intentado sembrar soja, pero debería ser cerca del puente Rosario-Victoria, por la logística que necesita la maquinaria. Pero todo el resto nos enfrentamos con una gran limitante natural, que es el agua. Si crece el río nos quedamos sin campo.
Este año el Paraná está viviendo una bajante excepcional, que dejó mucha tierra al descubierto: los campos crecieron. Goset reconoce que cuando eso sucede, la oferta de pasto crece todavía más, y que hasta daría para sostener una carga de 4 animales por hectárea. “Te queda mucho volumen de pasto. A veces andás con el caballo y quedás tapado por la vegetación. ¿Para que sirve la quema si tenés exceso de pasto? Y lo que a simple vista parece monte seco, en las parte inferior sigue verde”, enfatiza el productor.
La oferta forrajera estalla usualmente en octubre. Gosset lo tiene medido: dice que todos los 11 de octubre la cantidad de pasto supera a la capacidad de la hacienda para comerlo. Quemar ahora implicaría un rebrote recién para ese momento. Por eso afirma que no tendría ningún sentido hacerlo.
En el ejido de Victoria y Diamante hay unas 360 mil hectáreas de islas, de los cuales el 70 u 80% son todavía tierras fiscales.Dice Gosset que los productores son franca minoría. Demasiada minoría como para echarle toda la responsabilidad a ellos sobre los incendios.
El 14 de junio, en el pico de los incendios, los productores de las islas saben -con imágenes satelitales de la NASA- que hubo 385 focos activos en simultáneo. No descartan que manos anónimas hayan propiciado esta desgracia de modo intencional, pero no lo denuncian. No tienen pruebas.
No tienen pruebas, como tampoco las tienen quienes los acusan solo a ellos.