Ricardo “Charly” García, como lo conocen todos los que lo conocen bien, es productor vitivinícola en Perdriel, Luján de Cuyo. “O te aggiornás o empezás a perder. Es una trampa mortal. ¿Cómo se traduce muerte? En la cantidad de individuos improductivos”, advierte categórico el viñatero frente a lo que se avecina. “Es el décimo año consecutivo que tenemos escasez de agua que viene por los ríos”, afirma. A partir de ese dato, dice que es clave ganar mucha eficiencia en el manejo del riego dentro de las fincas, mientras que el Gobierno debería mejorar en paralelo la red de distribución.
García, que también es integrante del grupo CREA Valles Cordilleranos y por eso conoce bien los tres oasis productivos de Mendoza, comentó que este año hicieron una encuesta entre empresarios para tratar de entender cuál es el problema más acuciante para ellos. “El 80% de los encuestados dijo que el tema central es el agua, porque se sienten diez años de estrés”, confirma.
Mirá la entrevista completa a Ricardo García:
“La cosecha 2020 fue muy dura, sobre todo el período diciembre- enero, en que las vides sufrieron momentos de estrés hídrico muy importantes”, agrega Charly. E indica que “tenemos menos disponibilidad de agua, los caudales son menores, y a su vez, la frecuencia con que los turnos de riego llegan a la finca también son menores. Es decir, te entra menos agua en el turno. Antes, un turno te entraba cada 20 días; ahora te entra cada 30 días”.
Como consecuencia de esa menor dotación hídrica en la finca, García explica que “no sólo se modifican los niveles de producción sino también el paisaje. Este año entramos en otoño anticipado porque en febrero ya se cayeron las hojas de los árboles”.
El productor advverte que los efectos del estrés hídrico hay que evaluarlos no sólo en cada temporada sino a mediano y largo plazo. “Cuando ponés menos agua en el viñedo, aumenta la salinización de tu tierra, sobre todo si regás por goteo, y también la presión de plagas radicales, como nemátodos, que afectan directamente en la sanidad de tu viñedo. Después, cuando lo querés recuperar, te cuesta más”, dice.
“Es un problema mucho más grave que una helada, que un granizo o un viento sonda. El tema hídrico sostenido hace que las producciones caigan y la capacidad de recuperación es mucho peor. Tenemos que administrar bien el recurso hídrico porque es escaso”, remarca García.
-¿Y cómo enfrentar la situación?
-Estamos trabajando con los institutos de investigación, pero desde el lado de productores en sí, tenemos que mejorar nuestra eficiencia en distribución del agua dentro de la finca, tenemos que ser mas eficientes en cómo canalizamos el agua, porque los valores de distribución de agua dentro de nuestra finca son bastantes bajos para la agricultura de regadío, con valores del 50% o 60% en el mejor de los casos.