Ante un escenario de precios de los granos afectado por el coronavirus pero con condiciones climáticas favorables, expertos del INTA Marcos Juárez han establecido que esta es una buena campaña para largarse con el trigo ahora en invierno y seguir con una soja de segunda allá por diciembre.
Como bien expone un informe del portal de noticias del INTA, los técnicos Carlos Ghida Daza y Pablo Bollatti, enumeran una serie de factores para determinar la conveniencia de hacer trigo. Bolatti se refirió a la adecuada condición hídrica: “En la zona núcleo pampeana, la disponibilidad de agua es entre adecuada y regular para el inicio de la campaña, lo cual permitiría encarar positivamente las primeras etapas de desarrollo del cultivo”
“Luego de las recientes precipitaciones registradas en la zona, de entre 60 y 110 milímetros, se vio una recarga del perfil del suelo, necesarias para poder plantear una siembra de trigo”, explicó.
De todos modos, el especialista en napas reconoció que “tenemos asegurada la mitad del agua necesaria para el cultivo hasta agosto y cumplir con todo el proceso de germinación, macollaje y encañazón”. En ese sentido, recalcó la necesidad de contar con nuevas precipitaciones para septiembre y octubre, encargadas de coronar el rinde del cultivo.
“Hoy, no tenemos asegurado el porvenir hídrico ofrecido por las napas, ya que se ubican entre los 2,8 y 3 metros de profundidad”, subrayó el técnico quien, a su vez, dejó en claro la dependencia hídrica del cultivo en la primavera. En este sentido, recomendó que los productores midan la profundidad de las napas para saber si la demanda de agua del cultivo estará asegurada.
Por su parte, Ghida Daza analizó la cuestión técnica y el escenario de precios. Concluyó: “En un marco de alta incertidumbre económica global, la positiva situación actual y la proyectada a nivel del precio relativo del trigo respecto a los otros cultivos, justifica la opción de este cereal como alternativa agrícola combinado con soja de segunda”.
Desde el INTA Marcos Juárez hacen los cálculos según los rendimientos históricos de su zona, determinando 38 quintales por hectárea para el trigo, 27 quintales para la soja de segunda, 38 quintales para soja de primera y 93 quintales para el maíz. Combinados estos rindes con los precios esperados, le dan más favorablemente a la ecuación trigo-soja de segunda.
“El trigo presenta, a pesar de tener alta oferta internacional con grandes stocks, un precio estable”, dijo Ghida Daza, estimando un valor cercano a los 172 dólares por tonelada como el esperado. Señaló que el coronavirus afectó el mercado de los biocombustibles (por menos demanda del combustible al no moverse la gente), entonces la soja y el maíz enfrentarán sobre stocks, mientras que el trigo y su uso harinero se está viendo demandado en tiempos de cuarentena.
Para Ghida Daza los números del trigo darían bajo este panorama algo más de 2.000 pesos por hectárea como resultado final, en los números pre campaña. “Esto hace que sea una alternativa competitiva desde el punto de vista económico y desde el punto de vista financiero, mucho más, ya que se autofinancia la siembra de la soja de segunda con la cosecha del trigo. Sumado al efecto agronómico positivo que implica insertar el cereal en la rotación”, concluyó.