La crisis del coronavirus viene generando bajas en los mercados internacionales de commodities. Pero en medio del difícil panorama, y resistiendo esas bajas, aparece el trigo. El cereal está encendiendo luces positivas de cara a la nueva campaña 2020/21. Tanto que se espera un nuevo crecimiento de la siembra y una cosecha abultada, que podría llegar a 21 millones de toneladas.
El dato lo arrojó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que este martes realizó su Lanzamiento de la Campaña Fina, de modo virtual y no en el recinto, como solía ser siempre. Los cálculos indican una producción récord de 24,75 millones de toneladas para la nueva campaña de cultivos de invierno, sumando trigo y cebada.
Una de cal y otra de arena, porque mientras el escenario se muestra positivo para el trigo, cuya cosecha crecería 12% hasta 21 millones de toneladas (las 6,8 millones de hectáreas que se esperan para la siembra marcan la segunda mayor superficie desde la campaña 2001/02), no sucede lo mismo con la la cebada, cuya producción caería 7%, a 3,75 millones de toneladas. En este caso, el descenso del área implantada sería de casi 5%.
De concretarse estas estimaciones, según los analistas de la bolsa, el Producto Bruto de ambas cadenas alcanzaría 4.200 millones de dólares, lo que implicaría un crecimiento del 13% en relación a la campaña 2019/20. Las exportaciones de ambos cereales superarían los 3.600 millones de dólares, y el aporte en términos de recaudación fiscal llegaría a 1.200 millones de dólares.
Juan Pablo Gianatiempo, analista del Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa, aseguró que “los márgenes de trigo 2020/21 posicionan a la opción trigo más soja entre las más competitivas”.
Según el economista, el trigo responde a “cambios en los patrones de demanda, mayores restricciones al comercio, menor relación con los mercados energéticos y un balance con menor capacidad de respuesta frente a posibles problemas de oferta en los principales países productores”.
De acuerdo a los resultados del último Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) durante la campaña 2019/20, que también se presentó, hubo un buen aporte de estos cultivos a la sustentabilidad del sistema productivo.
Se destacó en ese sentido que los cereales de invierno aportan el 50% de la rotación con gramíneas en Argentina y contribuyen con mejoras en prácticas de manejo como la fertilización o el uso de siembra directa. Por eso es importante que la superficie sembrada no se reduzca, incluso a pesar de la suba de las retenciones definida a fin de año por el nuevo gobierno.
En cuanto al volumen de fertilizantes, la BCBA espera que se de otro aumento consecutivo de entre el 4 y el 6%, mientras que aguarda que se mantenga estable el volumen de fungicidas, ya que se proyecta un buen manejo sanitario.
Otro punto del análisis pasa por el panorama climático, que resulta clave para que todo el resto de los pronósticos puedan concretarse. Según las exposiciones de la Bolsa, el clima luce propicio para la producción de cultivos invernales ya que la humedad del suelo se mantendría durante gran parte del ciclo, permitiendo un buen desarrollo de los cultivos.
Pero también hay probabilidades de excesos temporales en el noreste de la región agrícola y podrían darse periodos de déficit hídrico en el sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa, se aclaró.
Adicionalmente hacia la primavera, y durante las etapas reproductivas se aguardan heladas que se prolongarían hacia finales del ciclo, lo que podría generar un riesgo en sectores del sur bonaerense.