Los productores de soja no paran de acumular malas noticias: que bajan los precios por el coronavirus, que el gobierno igual sube las retenciones, que la sequía provocó una caída de los rendimientos y que las lluvias llegaron tarde en muchas zonas. El INTA ahora hace su aporte: anunció que dentro del Sistema Nacional Argentino de Vigilancia y Monitoreo de plagas (Sinavimo), se detectó el primer reporte de Melanagromyza sojae, una plaga más conocida como “mosca del tallo”, en el cultivo de soja dentro del país.
La mosca del tallo de la soja es un insecto originario de Asia. En la actualidad, está distribuido en Rusia, Australia, España, Brasil y Paraguay. Este insecto puede reducir tanto el tamaño de las plantas como el número de vainas, lo que repercutiría en el rendimiento del cultivo.
En la Argentina, esta especie fue reportada por primera vez en 2019 en cultivos de garbanzo en el norte de Córdoba, informó el INTA en un comunicado.
La “mosca del tallo de la soja” es un díptero que pertenece a la Familia Agromyzidae. Se trata de un insecto que pone huevos en las hojas nuevas y luego de 2 a 4 días nacen las larvas que migran hacia el interior del tallo barrenando y formando galerías. La larva es de color amarillento y mide de 2 a 3 milímetros. El período larval puede variar de 7 a 12 días. El estado de pupa se desarrolla dentro de la galería y tiene una duración de aproximadamente 10 días. El adulto mide 3 milímetros y es de color negro brillante. El ciclo de vida completo varía de 16 a 26 días.
Investigadores del INTA Rafaela, en Santa Fe, alertan sobre la presencia de esta especie en cultivos de soja en el centro de Santa Fe. “Fue detectada en diversos muestreos realizados desde enero en el campo experimental del INTA Rafaela, en ensayos y en diversos lotes de la zona”, expresó Marcia Trossero, especialista en entomología del INTA.
De acuerdo con Sebastián Zuil, especialista en cultivos de esa experimental, hasta el momento no se dispone de información local sobre el manejo de esta especie. “Si bien detectamos larvas de la mosca del tallo barrenando la parte inferior del tallo cerca de la raíz, esas plantas aún no presentaron síntomas visibles ni reducción de la altura o daño en la estructura floral, en comparación con plantas sanas”, indicó.
Entre las consideraciones de manejo, Jorge Frana, otro especialista en entomología del INTA, señaló que estrategias como la rotación de cultivos con gramíneas, las siembras tempranas y la incorporación de cultivares de grupos de madurez largo son un buen complemento y ayudarían a minimizar el impacto del insecto. El experto recalcó y advirtió: “Es importante reducir los controles innecesarios en etapas tempranas para que los insectos benéficos puedan actuar como factores naturales de mortalidad”.
En este sentido, Zuil recomendó realizar monitoreos permanentes en lotes de soja para determinar la presencia y distribución de la especie. “Es importante realizar muestreos al azar de plantas y hacer un corte longitudinal del tallo y ramas para evaluar la presencia de galerías en su interior”, indicó.
Ante cualquier duda, los especialistas del INTA recomendaron enviar muestras al Laboratorio de Entomología de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela o a la Agencia de Extensión Rural más próxima a su localidad.
“La planta con síntomas debe ser colocada en una bolsa de polietileno e indicar fecha de recolección y nombre del colector, variedad y estado fenológico, fecha de siembra, labores culturales, cultivo antecesor, ubicación georeferenciada del lote y toda información adicional que se considere importante”, expresó Trossero.
Debido a que no se dispone de información local sobre el manejo de esta especie y a la aparente ausencia de síntomas externos en las plantas afectadas, no se recomienda ninguna práctica de control químico sobre los lotes de soja. “Es importante recordar que, en manejo integrado de plagas, la no acción es la mejor acción ante el desconocimiento”, aseguraron los especialistas.