Los derechos de exportación (DEX) a los productos agropecuarios, más conocidos como retenciones, tienen una historia de larga data y vaivenes en la Argentina según el período histórico y las crisis económicas que afectaron al país, y generaron tensiones entre el sector productivo y los gobiernos tanto en períodos democráticos como dictatoriales. La agencia oficial de noticias Télam realizó una reconstrucción sobre la historia de ese tributo.
Según la definición de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), los DEX son “tributos aplicados en Aduana que gravan la venta al exterior de distintos bienes, tomando como base imponible las cantidades declaradas al precio internacional vigente”.
Si bien históricamente la principal razón de su aplicación fueron por cuestiones fiscales, “no es propio soslayar la magnitud y relevancia de sus efectos distributivos (de productores a consumidores, del interior a los centros de consumo)”, indicó la BCR en un trabajo publicado en 2015, como así también en la creación de tipos de cambios diferenciales y el desacople de los precios internos a los internacionales.
La primera vez que se introdujeron los DEX para los productos agropecuarios como tales fue durante la autoproclamada “Revolución Libertadora”, iniciada con el golpe de Estado contra Juan Domingo Perón. En 1955, esa dictadura introdujo retenciones del 25% del valor exportado de forma transitoria, en la que fueron incluidos los productos agropecuarios “tradicionales”.
Este esquema “sufriría sustanciales modificaciones en los años siguientes” explicó la BCR, que indicó que, en 1958, el gobierno democrático de Arturo Frondizi volvió a establecer retenciones que iban del 10% al 20%, y se le fijó un impuesto adicional del 15% a la exportación de trigo y otros cereales.
En esos años, la Sociedad Rural ya denunciaba “un tratamiento discriminatorio” hacia el sector, según indicó el historiador y economista Mario Rapoport en un artículo publicado en el diario Página/12.
En 1965, la administración del presidente Arturo Illia fijó las alícuotas en 13% para el trigo, de 9,5% para las carnes y de 6,5% al maíz. En tanto, dos años más tarde, en 1967, durante la gestión del dictador Juan Carlos Onganía, se introdujeron DEX que iban del 20% al 25%, que después se reducirían de manera gradual.
En 1972, se inició una etapa de “derechos especiales móviles” que no podían exceder el 15% del valor FOB del producto. En tanto, en la última dictadura cívico-militar, iniciada el 24 de marzo de 1976, fueron suprimidos la mayoría de los DEX, que, luego, en 1982, ya sobre el final de esa etapa, fueron reinstalados.
Recuperada la democracia, el presidente Raúl Alfonsín eliminó las retenciones al trigo y al maíz, en 1987, y mantuvo las que regían en el complejo oleaginoso. Sin embargo, en 1989, volvió a introducirlos en el marco del Plan Primavera, lo que generó el rechazo y protestas por parte del sector agropecuario, que se manifestó en la apertura de la Exposición de la Sociedad Rural con la presencia del Primer Mandatario.
Durante la gestión del presidente Carlos Saúl Menem, los DEX de los cereales se eliminaron, a excepción de las semillas de girasol y soja, que tributaban 3,5%.
Las retenciones hicieron su reaparición con el decreto 310/02, de febrero de 2002, en el medio de “una de las crisis más profundas de la historia argentina”, destacó la BCR en su trabajo especial sobre el tema. Inicialmente, las alícuotas fueron del 10% para trigo y maíz y del 13,5% para soja y girasol (los productos procesados pagaban sólo 5%).
A partir de abril de ese año, los porcentajes subieron a 20% en cereales y a 23,5% en oleaginosas, respectivamente, mientras que harinas y aceites de soja y girasol comenzaron a tributar un 20%.
En 2007, los DEX aumentaron y cerraron el año tributando 25% el maíz; 28% el trigo: 32% girasol y 35% la soja.
Durante el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner el entonces ministro de Economía y actual senador nacional Martín Lousteau, diseñó un nuevo esquema de retenciones móviles que llevaban la alícuota de la soja del 35% a casi el 41%, para alcanzar luego un máximo del 48,7%, aunque si el valor FOB superaba los US$ 600 por tonelada la alícuota marginal alcanzaba el 95%. Es decir, “el fisco capturaba casi la totalidad de la mejora de los precios por encima de ese nivel”, explicó la BCR.
La medida, conocida como la resolución 125, generó la abierta oposición del sector que se manifestó con cortes de rutas y desencadenó un conflicto de más de 120 días que tuvo su punto final en la derogación de tal resolución, tras la derrota del oficialismo en el Congreso con el voto “no positivo” del entonces vicepresidente de la Nación, Julio Cobos.
Inmediatamente, tras su asunción como presidente, Mauricio Macri eliminó los derechos de exportación a todos los productos agropecuarios con excepción a la soja, a la cual le realizó una quita del 5% hasta el 30%, y dispuso un cronograma de reducción paulatina de 0,5% por mes a partir del 2017. Si bien la reducción comenzó en 2017, se suspendió su ejecución a mediados de ese año y en 2018.
Acorralado por la fuerte crisis económica, Macri dispuso la reinstalación de los DEX para los productos agropecuarios que habían sido exonerados del pago de la alícuota y aumentó la de soja, aunque, en todos los casos, el tope de retención no podía superar los 4 pesos por dólar exportado. Así, el maíz y el trigo se ubicaron en el 11% y la soja superó el 28%.
A los pocos días de la asunción del presidente Alberto Fernández, a través de un decreto, el nuevo gobierno derogó el tope de 4 pesos por dólar y se llevó los DEX de soja al 30%, los de trigo y maíz al 12% y los de carne al 9%.
El 3 de marzo pasado, el Gobierno, haciendo valer la facultad concedida por el Congreso nacional de aumentar los DEX a la soja y derivados en hasta 3 puntos porcentuales, los llevó hasta el 33%, aunque promete implementar un sistema de compensaciones para aquellos productores sojeros que comercialicen hasta 1.000 toneladas. También dispuso bajas al girasol y algunas producciones de economías regionales.
Como durmiere los trabajadores del campo siempre pagan los platos ritos x ka ineficiencia de los gobiernos de turno un desastre cómo siempre