No se sabe bien si al entrerriano Pablo Sánchez le tira más su corazón de productor que su oficio de ingeniero en construcciones. En todos caso, se sabe que esa combinación resulta fundamental para llevar adelante el proceso que convirtió la empresa El Talar SA, una agropecuaria tradicional, en algo muy distinto.
Hasta 2013, en El Talar se hacía una producción mixta tradicional en campos ubicados en cuatro departamentos de Entre Ríos. “La crisis de 2012 nos afectó, porque los margenes daban negativo. Pero a partir de reuniones que mantuvimos con productores amigos del grupo CREA Victoria, decidimos cambiar el timón”, relató Pablo a Bichos de Campo.
“Empezamos por la soja. Hicimos una planta de extracción de aceite por prensa. Posteriormente a ese aceite lo tomaba una planta de biodiésel para autoconsumo. Y luego detectamos que, si bien el expeller era un producto más barato, era también el producto de mayor volumen”, contó el empresario agropecuario.
Pero el paso más importante vino cuando decidieron incursionar en una planta de soja texturizada, lo que implicaba un pasaje de (trabajar para) alimentación animal a la alimentación humana. “Eso conlleva certificaciones y habilitaciones para poder exportar, y en tener conocimiento de mercado hacia este tipo de productos. El salto fue importante y el trayecto fue difícil, pero no imposible. Eso quiero decirles a todos los que quieren emprender hoy, que tengan en cuenta que las dificultades hacen que parezca difícil, pero no si se preparan para llegar al otro lado”, expresó el productor entrerriano.
Mirá el reportaje completo realizado a Pablo Sánchez:
Sin embargo, Sánchez se cuestionó si el cambio que hicieron no fue muy rápido. “Es una de las preguntas que nos hacemos, porque en el medio nos agarró una sequía, una inundación, cambio de dólar y cambio de políticas. Eso genera miedo e incertidumbres. Pero bueno, estamos trabajando”, reflexionó.
Con los cambios realizados en su empresa, de una empresa agropecuaria común a una fábrica de soja texturizada, Sánchez aseguró que generaron “no sólo más trabajo sino también mejor calidad de trabajo. Teníamos una actividad agrícolo-ganadera en donde había maquinista, tractorista, conductores de camiones, cosechadoras, sembradoras o pulverizadoras. Hoy, además de esos empleados, hay ingenieros químicos, industriales, licenciados en alimentación, en recursos humanos, contadores y abogados”, describió.
Acerca de si hay reclamos por hacer a la política para que ayude a hacer más sencillos este tipo de procesos de cambio, Sánchez pidió un cambio de mirada. “Más que reclamar a los políticos creo que es al revés el camino; me parece que como emprendedores y empresarios debemos pensar que no nos tienen que ayudar, solamente deben poner las reglas claras para que nosotros nos podamos desarrollar”.