El problema de ascenso de la napa freática en la región pampeana es cada vez más evidente. Por eso el Grupo Napas del INTA Marcos Juárez, trabaja desde 2012 en acciones que identifiquen las causas de su ascenso y la búsqueda de estrategias para mitigar los efectos de los excedentes hídricos.
En diálogo con el programa Bichos de Campo, por Radio Rivadavia, el ingeniero agrónomo Pablo Bollatti, del INTA Marcos Juárez, que actúa como coordinador técnico del Grupo Napas, hizo alusión al informe Atención, Napa Alta. El desafío de actuar en conjunto, elaborado en conjunto con Mercedes Bodrero y Fernando Escola. El Grupo Napas reúne a 18 instituciones. Entre ellas hay cooperativas agropecuarias y de servicios públicos, asociaciones de productores, municipios y por supuesto el INTA.
“Se necesita de un trabajo conjunto interinstitucional, a nivel de cuencas, con obras y manejo de cultivos para el consumo hídrico eficiente. Y esto viene de la mano de tres pilares de solución: pilar azul que son los canales, el verde que es el manejo agronómico y el pilar gris que es el de mediación y organización de estas tecnologías de procesos a nivel de cuenca hidrológica”, expresó Bollatti.
Como modo de comparar la distancia de la napa de agua de la superficie del suelo en términos de valor promedio anual en la zona de Marcos Juárez, Bollatti comentó: “En 1970 la napa estaba a 10,95 mt mientras que, a esta fecha, hoy estamos en 1,30 mt, pero el promedio de 2016 cerró en 91 cm; es decir que aumentó 10,04 mt en 46 años, lo que nos da una tasa de 18 cm por año”.
¿Por qué subió tanto? Bollatti explicó que “no sólo incidió el aumento de las precipitaciones, sino que también ejerció influencia el consumo de agua del sistema productivo. En el año 1970 en esta zona, solo el 20% de la superficie estaba ocupada con cultivos agrícolas, mientras que el resto estaba ocupado con pasturas. Pasamos de un consumo cercano a los 1.000 mm en aquella época a un consumo actual que ronda los 730 mm por hectárea por año. Es decir que cayó 30% el consumo de agua en la napa, por los cambios productivos, más que nada por la salida de la ganadería y el ingreso de la producción agrícola extensiva”.
Para Bollatti, hay que abordar articuladamente las problemáticas, transformándolas en oportunidades. “Sobre las lluvias no tenemos incidencia, pero sí sobre el balance hídrico. Es una cuenta corriente hídrica, en el cual el resultado de lo que entra como precipitaciones, y lo que sale como consumo de agua por parte de los cultivos genera un resultado que, puede ser positivo si sobra agua, la cual puede seguir alimentando el nivel freático, o bien negativo, generando una amenaza productiva, ambiental y económica. La oportunidad sería que en vez de fluctuar entre la superficie y 1,5 mt, la napa freática fluctúe entre 1,60 y 3 mt”, describió Bollatti.
Y remató: “Un lote que durante el invierno se encuentra sin cultivos en superficie, tiene una velocidad de descenso diario de napa de 1,5 cm debido a la evaporación de agua a través del suelo. Pero si ese suelo tiene un cultivo que puede ser de cobertura, para grano o pastura, la tasa de descenso diaria va a 2,5 cm, es decir, 5 veces superior es la tasa de descenso de napa con un cultivo que, sin uno en el suelo, por ende, hay que hacer hincapié en el consumo del agua y en la rotación de cultivos sumando alfalfas perennes”.
Sería necesario en base a este informe, la implantación de pasturas perennes para la producción de forrajes (rollos) y/ o volver a la producción ganadera para aquellos que decidieron abandonarla por la “estrella” de la soja. Esta decisión es costosa y lleva tiempo, de modo que sería bueno una financiación bancaria para inversión con créditos blandos a largo plazo y con un período de gracia, a fin de que los productores tengan la “espalda” suficiente que les permita llegar a la producción sin sobresaltos financieros.-