Gabriela Levitus estudió ciencias biológicas en la UBA, done también fue docente. Trabajó largos años como investigadora del Conicet. Pero desde 2003 decidió que los suyo era contar historias, o mejor dicho ser una divulgadora del conocimiento científico. Por eso aceptó convertirse en la primera y única directora ejecutiva que tuvo y tiene el Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio). Se convirtió así en una contadora de historias. Primero nos contó la historia de los cultivos transgénicos que llegaron al país a fines de los noventa. Y ahora nos cuenta una historia que recién comienza a escribirse, la de la edición génica.
Nos la cruzamos hace unos días en Salta, donde brindó una charla explicando a los productores locales qué era eso de la edición génica. Allí Levitus contó que hace pocos meses se lanzó en el mercado de los Estados Unidos el primer producto desarrollado con estas nuevas técnicas de la biotecnología: una aceite de soja alto oleico llamado Calyno, que contiene aproximadamente 80% de ácido oleico y hasta 20% menos de ácidos grasos saturados, así como cero gramos de grasas trans, según explicó Calyxt, la empresa que lo desarrolló.
Este primer producto de la edición génica, que es como aquella soja RR que inauguró el periodo de los transgénicos en 1996, no solo es más sano sino que tiene hasta tres veces la vida útil del aceite común que se utiliza para frituras. La soja alto oleico que se utilizó para elaborar las primeras partidas de este aceite ocupó 13.700 hectáreas en el Medio Oeste norteamericano.
“La edición génica ya tienen su primer producto, que es una soja alto oleico para vender el aceite mejorado desde el punto de vista nutricional. Es más parecido a un aceite de oliva que uno de soja”, nos cuenta Gabriela, que como divulgadora trata de hacer explicaciones sencillas de las cosas complejas.
Mirá la entrevista con la directora ejecutiva de Argenbio:
Levitus resume las diferencias entre una y otra tecnología, la que parece vieja y la que resulta novedoxsa. La de los transgénicos consistía en incorporar a una especie genes de otra especie, para obtener una característica específica. En la edición génica, lo que se hace es editar un gen de una misma especie. “Acá (se refiere al aceite) lo único que se hizo es anular una característica haciendo un corte a una cadena de genes. Luego la propia propia célula reparó ese corte. El cambio es tan mínimo que es imperceptible, pero hace que ese gen no se exprese más”, indica la investigadora.
Ver Por la Conabia ya pasaron 17 proyectos de edición génica
En la Argentina, según datos de la Conabia, hay cerca de veinte experimentos que han recibido autorización del gobierno para avanzar. Gabriela confirma que a nivel local “hay muchísimas instituciones que están trabajando en este tipo de desarrollos”, pero no se anima a adelantar cuándo podría salir al mercado local algún producto desarrollado mediante la edición génica.
“Esa es la pregunta del millón y no es por un tema técnico, ni de no querer, ni de falta de políticas. porque hoy es una política nacional la de fomentar este tipo de tecnologías. La verdad es que estamos mirando un poquito lo que pasa en los mercados de exportación. Estamos expectantes a lo que va a hacer Europa (en materia regulatoria) y que es lo que va a hacer China, aunque las últimas noticias desde allí son alentadoras porque China está detrás de varias investigaciones de este tipo”, cuenta la directora de Argenbio.
Gabriela considera que no será tan difícil de contar esta historia de la adopción de la edición génica, como sí resultaron difíciles los primeros años de los cultivos OGM. “Todo el mundo aprendió de lo que ocurrió con los transgénicos, donde perdimos mucho tiempo y se apeló muchas veces a barreras paraarancelarias. Vimos un cuco donde no había un cuco”, sentencia.
Ver Sergio Feingold, del INTA: “La edición génica no es como hacer cerveza artesanal”
Ella, en todo caso, está convencida de que ese cuco no existe. Ni antes ni ahora. Explica que “hoy todo lo que comemos está regulado y esa regulación garantiza que lo que comemos sea seguro. Hace tiempo (con los transgénicos) yo sabía que no había un cuco delante, porque se regulaba muy bien y se sabía qué proteína se introducía y cuáles eran los riesgos asociados. Hoy estos riesgos que parecerían aparecer vinculados a la edición génica son exactamente iguales a los de alimentos que ya estamos comiendo. Porque son los mismos cambios que se generaron por la técnica de la mutagénesis al azar, que es la que genera todo lo que comemos prácticamente”, Cita como ejemplos al trigo duro o el pomelo rosado. “Todos son cambios que se han producido de diferente manera pero con el mismo resultado”, insiste.
Según Levitus, “uno tiene que pensar en el riesgo desde el punto de vista técnico, y la verdad es que no había cuco antes y no hubo cuco después. Lo mismo va a pasar con la edición génica”, nos tranquiliza.
-¿Y cómo te imaginas el futuro gracias a la edición génica?
-Yo no soy fitomejoradora. Pero cuando hablás con los ‘breeders’ se les nota los ojos de emoción, porque ven la posibilidad de hacer de manera bastante simple cosas que antes les resultaban bastante complicadas, sobre todo en términos de la precisión y de cómo se aceleran los tiempos. Pero ojo, no es la panacea. Por eso la base de todo esto siguen siendo los programas de mejoramiento tradicionales, donde se cruza y se selecciona.