La polémica del agodón se está armando a lo grande.
Por un lado, productores que denuncian que los controles que realiza el INASE para detectar transgénicos prohibidos en el sector (que al parecer están diseminados por muchísimos campos) amenazan la provisión de semilla para la próxima siembra, que arranca muy pronto.
Por el otro, el propio INASE que reconoce la falta de semillas provocada por esta situación y flexibiliza las normas para permitir que se venda esta campaña semilla “identificada” y no necesariamente “certificada”. Es decir, semilla medio gris.
Ahora le llegó el turno a Gensus, el único semillero de algodón que existe en el país. Pablo Vaquero, presidente de esa empresa localizada en el Chaco, dijo a Bichos de Campo que la oferta de semilla legal está asegurada, y sugirió que los productores que se quejan de la situación en realidad buscan que el INASE ceda en sus intentos de control, para así favorecer un mercado de semilla ilegal.
Escuchá lo que nos decía Pablo Vaquero, titular del semillero Gensus:
“Desde hace varios años se viene hablando de la venta de semilla ilegal que contiene tecnología que viene de otros países y que no puede ser utilizada en el país. En general se las denomina semillas Flex”, nos contó vaquero. Ese es el nombre comercial que la ex Monsanto, ahora en manos de Bayer, le dio a su algodón transgénico. Monsanto recibió autorización para hacer ensayos en 2014, pero nunca reclamó la aprobación comercial, Este, así, se convierte en otro de los casos de contaminación con un OGM que no estaba autorizado en el país. Pr eso el INASE y Senasa ponen tanto celo en la cuestión. Es un papelón más de la política de desregulación fallida de cultivos transgénicos.
Vaquero, sin embargo, afirma que no es solo la Flex sino que “son varias las tecnologías que están dando vuelta por el sector algodonero”. Según su hipótesis, en rigor, esos eventos fueron contrabandeados desde otros países vecinos, como Brasil, donde las variedades transgénicas sí están autorizadas desde hace años.
Según el titular de Gensus, la proliferación de estos transgénicos no autorizados “generó una preocupación genuina tanto en el INASE como en el Senasa, que empezaron a hacer controles”. Este año, con la instalación de inspectores en las deslintadoras, que son las plantas que preparan el grano de algodón para convertirse en semilla les quitan el linter o las fibras), el nivel de hallazgo de semillas prohibidas fue mayúsculo. Algunos dicen que el nivel de contaminación llega al 30 % de los lotes. Otros hablan de hasta 90%.
Según Pablo Vaquero, muchos productores se hacen los sorprendidos ahora con estos controles. Varios de quienes se quejan, según el ejecutivo, “en general son los que comercializan esta semilla no autorizada”. Su principal crítica es que los controles dejarán al mercado sin semilla suficiente para la nueva siembra de la campaña 2019/20.
En este punto, Vaquero aclaró: “Nosotros obviamente recibimos llamados de los gobiernos provinciales y del Nacional y no solo estimamos que hay semilla sino que garantizamos el abastecimiento”.
A pesar de esta garantía en la provisión de semilla legal, el directivo de Gensus, aseguró que “hay gente que sigue haciendo ruido buscando que el gobierno autorice algo que no puede autorizar”. Esto sería una moratoria a los eventos transgénicos que se fugaron hacia los campos sin haber sido finalmente autorizados. El empresario consideró que el INASE en esto debe permanecer inflexible