Al sur de Córdoba, donde los suelos arenosos están sometidos a la erosión y al empobrecimiento ocasionada por los vientos y la presión de cultivos como el maní, un ensayo de Aapresid parece haber dado con buenas estrategias para su protección y captura de recursos clave como el agua.
Se trata de aquel conducido por el agrónomo y Responsable Técnico de Desarrollo (RTD) de la Chacra Aapresid Sur de Córdoba, Mariano Robledo Giraudo, que junto a 24 productores y expertos de INTA, Conicet, la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad Nacional de Río Cuarto, apostaron a distintas combinaciones de cultivos de servicios, donde el centeno y las mezclas de vicia y triticale fueron las protagonistas.
El camino elegido, según dieron cuenta, fue el menos intuitivo: sembrar en plena temporada seca, entre finales de abril y principios de mayo. En aquella zona, el 80% de las lluvias cae entre septiembre y marzo.
“Acá tenemos erosión eólica, pérdida de materia orgánica, endurecimiento y niveles de fósforo y zinc que cayeron mucho. Si no cubrimos el suelo, lo perdemos”, indicó Giraudo.
En ese escenario, el objetivo fue el de generar “actividad biológica, raíces vivas, cobertura y estructuras que protejan y mantengan funcionando al suelo”. Para eso aplicaron la técnica de siembra aérea, en días con alta humedad para favorecer la germinación, así como el uso de bioestimulantes en semilla.
De acuerdo con el agrónomo, uno de los principales temores para aplicar este tipo de cultivos en invierno tiene que ver con el consumo de agua. Sin embargo, las sucesivas mediciones campaña tras campaña arrojaron datos alentadores.
“El primer gran aprendizaje fue encontrar que, en años normales, el famoso “costo hídrico” de hacer un cultivo de servicios sólo ronda los 15 a 20 mm respecto del barbecho, aumentando en años llovedores como el último, donde escaló a 35 mm”, señalaron desde Aapresid.
“Pero la sorpresa llegó cuando descubrieron que los barbechos pierden agua por escurrimiento, percolación y evaporación. Por su parte, los cultivos de cobertura transforman parte del agua (en promedio unos 120 mm) en biomasa, actividad biológica y cobertura”, añadieron.
Comparado al barbero, la eficiencia de aprovechamiento de cada milímetro de estos cultivos superó el 90%.
“El grupo también encontró que los suelos con cultivos de servicio tienden a ser más eficientes en captar el agua después del secado: por cada 100 llovidos capturan 8 mm más que uno bajo barbecho. El motivo, muy simple: son suelos más estructurados y que infiltran mejor”, detallaron.
Respecto al momento óptimo de secado, permita al suelo recuperar el agua necesaria para la correcta implantación del cultivo estival (70 mm), concluyeron que la fecha ideal es hasta el 15 de octubre.
“El grupo descubrió que la intensificación no sólo protege y mejora los suelos en estos ambientes vulnerables sin comprometer un recurso escaso como el agua, sino que además puede potenciar los rindes de cultivos posteriores”, concluyeron desde este grupo de Aapresid.
Giraudo destacó que la soja es la gran beneficiada en este sistema y que, según las campañas evaluadas, llegó a rendir hasta un 10% más cuando tuvo un cultivo de servicios como antecesor.





