El desarrollo del cultivo de soja en el interior de Brasil fue el factor de progreso social más significativo de las últimas dos décadas y los datos oficiales así lo evidencian.
Recientemente la ONG brasileña Centro de Liderança Pública (CLP) publicó un mapa interactivo con rankings sociales, demográficos y económicos de los 27 estados del país, en el cual puede advertirse un rol destacado en dos aspectos clave del “corazón” sojero del país.
En el ciclo 2024/25 los estados de Mato Grosso (el mayor productor a nivel nacional), Mato Grosso do Sul y Goiás produjeron 86,7 millones de toneladas, una cifra que representa la mitad de la cosecha en todo el territorio brasileño, según datos de la entidad estatal Conab.
En lo que respecta al indicador de familias por debajo de la línea de pobreza, Mato Grosso do Sul se ubicó en el tercer lugar en el ranking nacional, mientras que Goiás en el cuarto y Mato Grosso en el sexto.
En cuanto al indicador de desigualdad de ingresos, que mide las brechas salariales entre los que menos y más ganan, Mato Grosso ocupa el segundo puesto en el ranking nacional, mientras que Mato Grosso do Sul y Goiás están en el quinto y sexto respectivamente.
A pesar de tratarse de estados que se encuentran muy lejos de terminales portuarias, el nivel de vida en las tres jurisdicciones se destaca por encima del de otros estados gracias a la actividad agrícola en general y a la expansión de la soja en particular.
“Cualquiera que haya estado en Mato Grosso, y voy allí con frecuencia, sabe que es un mar de oportunidades. Y no es solo para quienes trabajan en la agricultura”, destacó Tiago Guitián Reis, director de Suno Research, en redes sociales.
“Hay escasez de dentistas, abogados y entrenadores personales en la mayoría de las ciudades. ¿Aún tienes dudas? Pasa unos días en las ciudades Sinop o Sorriso y verás carteles de ‘se busca personal’ en varios negocios”, añadió.
