La presión de los productores europeos, que ayer inundaron las calles de Bruselas en rechazo a la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, se hizo sentir.
Aunque el asunto no estaba en el temario, el encuentro que por aquellas horas estaban llevando adelante los jefes de Estado de ese bloque, para discutir el financiamiento de Ucrania de cara al conflicto bélico con Rusia, indefectiblemente debió incorporar este asunto. Sucede que la firma estaba prevista para el próximo sábado, en el marco de una reunión de los países sudamericanos en la ciudad brasileña de Foz do Iguazú.
Ni el ultimátum lanzado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue suficiente. A pesar de asegurar que de seguir posponiéndose el pacto –que está en negociaciones hace más de 20 años- “no habría más acuerdo”, a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, no le quedó más alternativa posponer la firma ante la falta de consenso.
“Esta tarde hemos logrado un avance decisivo que allana el camino para la culminación satisfactoria del acuerdo con el Mercosur en enero. Necesitamos unas semanas más para resolver algunas cuestiones con los Estados miembros, por lo que nos hemos puesto en contacto con nuestros socios del Mercosur y hemos acordado posponer ligeramente la firma”, declaró Von der Leyen a la prensa.

Tampoco es que había otra alternativa. Sin la mayoría cualificada de los estados garantizada, el acuerdo no puede avanzar.
Entre los principales detractores se encuentran Francia, Hungría y Polonia, a los que recientemente se sumó Italia. En la vereda de enfrente se encuentran España, Alemania y los países nórdicos, que apoyan el pacto deseosos de impulsar sus exportaciones, en el marco de un enfrentamiento comercial con China y una administración favorable a los aranceles de Estados Unidos.
Las preocupaciones de los productores apuntan principalmente al “ingreso masivo” de productos como carne, soja, azúcar, arroz y miel desde Sudamérica, que afectarían su rentabilidad en forma directa.

Es por eso que los jefes de Estado comenzaron a diseñar una serie de cláusulas de salvaguardia, que permitiría, por ejemplo, que la Comisión Europea investigue y actúe ante el aumento significativo de importaciones o frente al ingreso de productos con precios muy inferiores. Allí se incluyó, además, la posible suspensión temporal de las ventajas comerciales en caso de detectarse alguna irregularidad.
Para Von de Leyen, el acuerdo es “de vital importancia para Europa, tanto desde el punto de vista económico como diplomático y geopolítico” ya que abre “nuevas oportunidades comerciales y económicas” para ese bloque.
Uno de los primeros en intentar calmar las aguas fue el presidente de España, Pedro Sánchez, que luego del encuentro le restó importancia a las dilaciones: “Sí hemos esperado 25 años, podemos esperar 25 años y un mes a firmar el acuerdo con Mercosur”.

En esto coincidió el presidente del Consejo Europeo, António Costa, que destacó “la unidad a pesar de las diferencias” para tomar decisiones “por unanimidad cuando es necesario”.
Según informó la agencia EFE, consultado por las garantías que relaman los países detractores del acuerdo, Costa celebró los esfuerzos de la Comisión, que ha hecho “propuestas que han obtenido un apoyo muy fuerte” en el Parlamento a la hora de pactar las mencionadas salvaguardias.
Una de las que celebró el aplazamiento fue la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que espera su aprobación solo cuando se cuente con “todas las garantías solicitadas por un sector que, de otro modo, podría ser golpeado”.

Fue Meloni, de hecho, la que conversó telefónicamente con Lula da Silva.
“Me explicó que no está en contra del acuerdo, pero que enfrenta dificultades políticas con los agricultores italianos, y que está segura de que podrá convencerlos de aceptar el acuerdo”, explicó el brasilero.
El hueso más duro de roer es, sin dudas, Francia, quien todavía no da garantías de acompañar la iniciativa.

“No sé cuál será la posición de Francia, es demasiado pronto para decirlo, porque el trabajo continúa y lo llevaremos hasta el final”, sostuvo Emmanuel Macron en conversación con la prensa.
Aún así, admitió que aquel país no puede bloquear el acuerdo por sí solo.




