Leleque, El Maitén, Coronel, Cóndor, El Montoso y Pilcaniyet. Esas son las seis estancias que, entre Santa Cruz, Chubut y una pequeña parte de Río Negro, le dan a la forma Compañía de Tierras Sud Argentino (CTSA) una clara justificación de su nombre.
Las primeras cuatro fueron visitadas por Bichos de Campo entre los años 2022 y 2024, y entre todas juntas se supera la marca de las 900.000 hectáreas de extensión. Pero más allá de ese número, lo que las distingue es que acumulan décadas de tradición productiva que, si bien iniciaron ligada a capitales ingleses, pasaron en la década de 1990 a integrar el holding italiano Edizione, de la famosa familia Benetton.
Aún con su destacada producción agrícola, forestal y ganadera (tanto ovina como bovina), la empresa reúne su mayor facturación de los campos que posee en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, entre los partidos de Balcarce y Lobería. Con Santa Marta como el nombre que engloba a todo, son 11 campos -o secciones- los que integran un total de 16.000 hectáreas (15.901 para ser exactos) verdaderamente “santificadas”.
Las propiedades que CTSA posee en la zona son San Pedro, Charles, La Constanza, Sierra Larga, El Porvenir, San Verán, El Sombrero, Traiquén, San Rafael, La Armonía y la propia Santa Marta. Dejando a un lado las 6 mil hectáreas de sierra, entre todas integran las 2 mil hectáreas destinadas a la ganadería y las 8 mil de agricultura.
Y para analizar su presente productiva conviene no ir más allá del año 2019, ya que fue allí el momento del quiebre productivo.
“Luego de la muerte de Carlo Benetton en 2018, los dueños buscaron que esto tenga vuelo. Es así que en abril de 2019 ingresa el CEO Agustín Dranosvky. El objetivo macro es producir la mayor cantidad de kilos de carne posible en el campo. Para eso lo primero que se buscó fue armar un buen equipo de profesionales, a los que se capacita constantemente y se les da todas las herramientas para que puedan hacer bien su labor. Con eso ya podés empezar con tus objetivos anuales y macro”, señaló Ignacio Anchorena, administrador de la Estancia Santa Marta, durante una visita de Bichos de Campo.

De los 150 mil kilos de carne promedio que la empresa producía allí hasta 2018, pasaron a una cifra de casi 2 millones de kilos en 2024, que esperan volver a superar este año con entre 2,2 y 2,3 millones.
“Este año vamos a terminar 7200 cabezas. Nosotros salimos con la venta de gordos entre octubre y marzo. Para eso hacemos un encierre entre julio y agosto de 3600 cabezas, que salen en octubre noviembre, y luego ingresa otra camada de 3600 cabezas que terminan saliendo entre febrero y marzo. Se destetan en marzo, son 150 días de recría promedio más 90 días de terminación promedio. Están entre 240 y 250 días están acá dentro del campo. En un año se van. Podría ser más el tiempo pero este es el modelo que tenemos”, explicó Anchorena, que detalló que este año obtendrán una facturación cerca a los 6 millones de dólares solo por el feedlot.
La organización también cambió para la agricultura. De las 2.700 hectáreas que se destinaban a pasturas, sin contar la superficie alquilada para producir papa, la firma hoy cultiva 8 mil hectáreas con cultivos extensivos y destina 700 a la producción de verdeos de invierno, maíces boleados, sorgos y maíces forrajeros, entre otros.
A eso se suman unas curiosas 70 hectáreas de remolacha forrajera, que la empresa incorporó hace un año con el objetivo de aumentar la cantidad de cabezas. El rodeo total de la firma ronda actualmente las 12 mil cabezas, con una carga que ronda los 3 animales por hectárea (descontando la zona de sierras). Las 3 a 5 cabezas por hectárea que habilita un verdeo, escalan a 25 con la remolacha. Esto, afirman, libera espacio para otros verdeos de invierno o para sumar más animales.
“Estamos en un establecimiento donde conviven la agricultura y la ganadería, donde no es premisa sacarle área a la agricultura para generar animales más pesados, pero donde sí está la idea de tener varias canastas con los riesgos bien diversificados. Con las herramientas que tenemos podemos mejorar mucho nuestros indicadores”, afirmó el administrador. Por caso, en agricultura no solo realizan análisis de suelo y mediciones de nutrientes y fertilidad, sino que también cuentan con convenios con distintas empresas para realizar ensayos a campo. Tal es el caso de los que realizan con Advanta, Don Mario y Corteva.
Otro dato interesante está en la relación de las distintas unidades productivas entre sí. Así como Santa Marta envía maíz a los campos de Santa Cruz, esta recibe a su vez toros y terneros de Leleque, con los cuales mejoran la genética del rodeo.
Y al igual que lo hicieron las estancias del sur, CTSA posee en Buenos Aires dos certificaciones internacionales avaladas por Control Union. Ellas son para Bienestar Animal en el feedlot, y para soja sustentable.
“Cuando buscamos producir más kilos, lo tratamos de hacer sustentablemente, tanto en el tiempo como a nivel de recursos y equipo. Además del ambiente tenemos que lograr que la gente encuentre las mejores condiciones para vivir, que tenga los recursos necesarios para que estén cómodos trabajando en el campo”, sostuvo Anchorena.
El personal alcanza actualmente las 31 personas, que junto a sus familias hacen que Santa Marta tenga a más de 46 personas viviendo allí en forma permanente.
-Visitamos todos los planteos de CTSA en el país. ¿Qué ventajas y desventajas reconocés en Buenos Aires, en comparación con el resto de las explotaciones de la firma?- le preguntamos.
-Una ventaja contra el sur es que nosotros tenemos más diversificadas las actividades. Es muy difícil tener éxito en todas las actividades que vos hagas en un año. En ganadería tenemos cría, recría y terminación, y en agricultura tenemos un montón de cultivos, tanto de verano como de invierno. Es muy difícil pegarle a todo, pero al tener bien diversificado te da la posibilidad de poder levantarte y poder seguir. En el sur no tenés tantas canastas y si le erras a una te pega bastante en el resultado.
-Al ser tan intensificada la producción, acá tampoco hay margen para el error.
-No, no hay margen para el error. Por eso tratamos de ser los mejores profesionales, de estar todo el tiempo a la vanguardia de la información, de la tecnología, de lo que haya en el mercado. Nosotros hacemos ensayos de lo que aparezca. Si funciona, lo empezamos a escalar. Sin dudas la clave del éxito es ser riguroso también con el manejo de datos, y con tener en claro los objetivos y los planes a largo plazo.






Porrrr Dioooo !!! Qué mal escrito, qué descuidado, contraten a un viejito que sepa escribir y corregir los horrores.