Cada dos años se celebra la ya tradicional feria de tecnología agropecuaria de Agritechnica, en la cuidad de Hannover, al norte de Alemania. Allí, innovaciones y desarrollos provenientes de distintos rincones del mundo se dan cita, y es por eso que se suele llamar a esta feria como “la meca de la maquinaria agrícola”. Este año, se está celebrando hasta el 15 de noviembre y promete superar todos los récords.
Pero la historia de Agritechnica no empieza en Hannover, sino en la larga tradición ferial y técnica que germinó en Alemania a finales del siglo XIX. La organización que la impulsa, la Deutsche Landwirtschafts-Gesellschaft (DLG) o Sociedad Agrícola Alemana, fue fundada en 1885 por el ingeniero y escritor Max Eyth. Desde sus primeros pasos, la DLG se propuso ser puente entre la ciencia, la técnica y la práctica agraria organizando congresos, pruebas, publicaciones y ferias donde se pudiera mostrar y evaluar el progreso técnico del campo.
Fue recién en 1985 cuando nació Agritechnica tal como la conocemos. Una exposición internacional especializada en maquinaria agrícola, diseñada para concentrar novedades, ensayos y negocios en un solo gran encuentro bianual. La primera edición fue relativamente modesta en comparación con lo que vendría, pero marcó el inicio de una feria que se proponía ser más técnica y menos genérica que otros salones del sector.
Un punto de inflexión fue el traslado definitivo a Hannover en 1995. El enorme predio ferial de Messe Hannover permitió a Agritechnica escalar en superficie, pabellones y visitantes, y transformó la feria de una exposición europea importante a la vidriera mundial de la mecanización y las soluciones para el cultivo. Desde entonces, los pabellones de Hannover se llenan cada edición con tractores, sembradoras, implementos, electrónica de precisión y, más recientemente, software, sensores y soluciones vinculadas a la sostenibilidad.
Las cifras son parte de ese relato. En las últimas ediciones Agritechnica ha reunido alrededor de 2.800 expositores procedentes de más de 50 países y convocado a cerca de medio millón de visitantes. Para la edición 2025 que se está llevando a cabo, esperan cifras en torno a 2.700 expositores y más de 490.000 asistentes. Esa escala hace que fabricantes grandes, proveedores de componentes y startups tecnológicas compitan por espacio y atención en un mercado que proyecta órdenes de compra y alianzas industriales.
Agritechnica no es solo exposición, sino que también es programa técnico, foros de debate, presentaciones y un sistema propio de premios que sirve como sello de reputación. Desde hace décadas la feria acoge los DLG Innovation Awards —galardones que distinguen novedades técnicas— y otras menciones a conceptos de futuro (Agrifuture Concept, Systems & Components, etc.). Estos reconocimientos tienen impacto comercial, ya que ganar un premio en Hannover suele traducirse en mayor visibilidad y credibilidad técnica para un producto.
En paralelo, la DLG ha orientado los contenidos hacia temas actuales como eficiencia productiva, agricultura digital, automatización, electrificación de maquinaria y, cada vez con más peso, sostenibilidad del sistema agrícola.
En 2025 el lema de Agritechnica es “Touch Smart Efficiency”, que sintetiza la cruzada por combinar tecnologías táctiles/digitales (IA, sensores, redes) con la presión por producir más con menos recursos. Ademas se estánestrenando formatos temáticos como los “7 Days – 7 Topics”, pensados para dividir la semana en ejes de debate y atraer grupos de interés especializados.
DLG no es solo el organizador logístico; es un actor institucional con varias patas como certificación y tests de productos, programas de calidad (por ejemplo en ganadería), publicaciones técnicas y una red de miembros y expertos que actúan como jurado y como puente entre la investigación y la práctica. Esa historia de más de un siglo de ferias y ensayos —la primera exhibición organizada por la DLG data de 1887— dota a Agritechnica de autoridad técnica, algo que atrae tanto a grandes fabricantes como a compradores institucionales y a servicios de extensión.
Agritechnica sufrió la interrupción mundial como otras grandes ferias. La edición prevista en 2021 se vio afectada por la pandemia. La pausa obligó a replantear fechas y formatos, pero no minó la relevancia del evento. Las ediciones posteriores volvieron con fuerte demanda, cifras de visitantes altas y un renovado foco en digitalización y sustentabilidad.
Al igual que otras ferias locales de Argentinta, Agritechnica funciona como termómetro de las prioridades del sector: 1) los tractores y las máquinas siguen siendo el núcleo, 2) la electrónica, la telemetría y el software han crecido hasta convertirse en “motor invisible” de la oferta, 3) la sustentabilidad —ahorro de insumos, ahorro energético, reducción de emisiones que es ya una exigencia de mercado y regulación, y 4) la inteligencia artificial y los sistemas autónomos están en fase de prueba y demostración, pero avanzando rápidamente. Es un escenario en el que fabricantes tradicionales muestran integraciones con proveedores de datos y empresas de servicios agronómicos.
El de Agritechnica no es un cuento que escapa a tensiones, ya que la concentración del centro tecnológico en Europa —y en Alemania en particular— levanta cuestionamientos sobre si las soluciones presentadas se adaptan a realidades agronómicas de otras latitudes (suelos, tamaño de explotaciones, capacidad de inversión).
Además, el encarecimiento de la tecnología y la dependencia de datos y servicios generan debates sobre soberanía tecnológica y sobre quién se beneficia realmente de la digitalización del campo. Estas discusiones suelen aparecer en los foros y conferencias que acompañan a la feria.




