Argentina se parece cada día más a “Cha Cha Cha”, el programa televisivo de humor absurdo de la década del ’90 que, si bien por entonces resultaba disruptivo, fue superado completamente por la realidad cotidiana.
El intendente kirchnerista del partido bonaerense de Castelli, Francisco Echarren, está promocionando un tractorazo contra el gobierno nacional con un afiche en redes sociales que señala “Somos productores, no esclavos del saqueo”.
El supuesto evento tendría lugar este sábado en la Rotonda de Pigué. “Tractorazo contra Milei. El campo también se cansó. No queda nada”, señaló el intendente que comenzó su carrera política como asesor parlamentario en el bloque del Frente para la Victoria de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.
Echarren quizás no se detuvo a pensar que en la historia reciente no hubo mayor saqueo al campo que durante las gestiones kirchneristas y que el enojo de muchos productores agropecuarios contra el gobierno de Javier Milei no genera, como contrapartida, entusiasmo alguno entre las filas partidarias K.
El llamado a una marcha de protesta es aún más ridículo cuando la gestión actual acaba de suspender los derechos de exportación agrícolas, lo que mejoró los ingresos del sector con respecto a la situación previa.
La desazón de gran parte del agro con Milei no es de orden político, porque, ante la disyuntiva de votar a un kirchnerista y un libertario, claramente se inclinarían por este último aunque tengan que hacerlo apretando los dientes.
La bronca contra Milei está relacionada con el hecho de que, más allá de las políticas coyunturales, el presidente –al igual que sus antecesores– considera al campo como una caja generadora de divisas y recaudatoria en lugar de comprender, como ya han hecho las naciones vecinas, que el sector agroindustrial es un factor de desarrollo clave en la generación de riqueza y empleo.
Como no podía ser de otra manera, una legión de integrantes de la comunidad agropecuaria se burlaron de la convocatoria promocionada por Echarren al considerarla una burla de mal gusto.