Con un murmullo poco alentador, empezó en horas del mediodía a correr por las plantas de Lácteos Verónica la novedad sobre el acuerdo que había firmado la empresa con los representantes de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).
En una reunión virtual se logró un avance que le dio continuidad a lo que había sucedido el miércoles pasado, cuando Atilra había definido devolver el conflicto al ámbito de la provincia de Santa Fe -donde están las tres plantas- luego de un paso ante la Secretaría de Trabajo de la Nación que no hizo más que estancar por meses la situación de los trabajadores.
La negociación se inició con una deuda de más del 80% del salario de julio, del total de agosto y el aguinaldo. Inicialmente, la familia Espiñeira no tenía la intención de desembolsar dinero para recuperar, en cierta forma, la actividad que ahora depende de manera total de los contratos para terceros.
Sin la presencia de delegados, pero sí con la de secretarios generales y del representante legal de Atilra, Alberto Coronel, se desarrolló un encuentro extenso, donde lentamente fueron apareciendo las alternativas planteadas por parte de la familia Espiñeira.
Concretamente, el sindicato aceptó levantar la retención de tareas y evitar otras medidas de fuerza, a partir del un esquema con varios compromisos de pago: El próximo lunes, de 700 mil pesos; el lunes 22 de septiembre de otros 700 mil pesos; el día 29, un millón de pesos; y a partir del 6 de octubre el pago de un millón de pesos por semana, hasta completar los montos de las deudas contraídas con cada trabajador.
En la planta de Lehmann, que es la que mayor actividad estaba teniendo por el secado de leche para empresas como Saputo y Punta del Agua, mañana sábado se levantarán las medidas, mientras que en Suardi y Clason la reactivación tendrá lugar a partir del lunes.
La intención es retomar los trabajos, ya sin materia prima propia, porque la empresa no tiene más que lo originado en su propio tambo de la empresa Las Becerras, que no supera los 50 mil litros diarios. Verónica perdió un aproximado de 400.000 litros entre el final del año 2024 y el comienzo de esta crisis en el mes de abril, generando una deuda de más de 6.000 millones de pesos con productores tamberos que se encontraron con cheques rechazados y empezaron a discontinuar la entrega de materia prima, abriendo acuerdos con otras empresas.
Se entiende que los contratos de fasón son la única alternativa que encontró Lácteos Verónica para sostenerse y para generar dinero orientado al pago de salarios y deudas, pero no hay un plan productivo propio que permita recuperar productos para las góndolas y heladeras con su marca propia.
Sin embargo, el saldo que queda entre los representantes gremiales y los trabajadores es una confusión respecto a los montos y sobre todo, la inmediatez de la reactivación. En las asambleas improvisadas el malestar fue manifiesto y quedó claro que ante el primer incumplimiento el acuerdo firmado por el gremio, se cae.
Lo que está en juego es la confianza, que se rompió entre trabajadores y empresa, pero que aún así empuja el gremio a sabiendas de que todo depende de terceros. Porque no hay un plan propio, no hay espalda financiera real y están supeditados a la estacionalidad de la leche que le sobra a las otras empresas. Concretamente, el acuerdo sólo podría llegar hasta fin de año.
En las próximas horas, en las plantas se debería proceder a relevar los stocks, las condiciones de la leche que estuvo esperando su proceso y sobre todo, los movimientos por parte de los contratos de fasón actuales y los que puedan firmarse en lo inmediato para aumentar el caudal de dinero que circule.