El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, presentó hoy en la Cámara de Diputados el informe de gestión N°144 sobre la marcha de la gestión, el cual incluye una respuesta insólita sobre el principal negocio de la Argentina.
El bloque de la Coalición Cívica preguntó el motivo por el cual el “Cupo MiPyME Mínimo”, establecido por el Banco Central (BCRA) desde marzo de 2024, excluye a los productores de trigo y soja.
El “Cupo MiPyME Mínimo” consiste en un esquema de incentivos para que las entidades financieras destinen un porcentaje mínimo de sus depósitos a créditos para micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs). A cambio, estas entidades pueden acceder a reducciones en sus requisitos de efectivo mínimo (encajes).
Los bancos deben destinar al menos el 7,5% de sus depósitos del sector privado no financiero en pesos a créditos para MiPyMEs. Y al menos el 30% de ese monto debe ser destinado a proyectos de inversión de MiPyMEs con un plazo mínimo de 24 meses. La cuestión es que la normativa excluye expresamente de ese cupo a las empresas agrícolas.
La respuesta redactada por la Jefatura de Gabinete resulta insólita, porque señala que “los clientes con actividad agrícola inscriptos en el Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA) en carácter de ‘productor’ con acopio de su producción de soja, poseen una capacidad de autofinanciamiento que se expresa en el acopio de su producción (sic) y que esta capacidad de acopio y coincidente aptitud de repago incide, a su vez, en la aplicación de tasas relativamente bajas e incluso negativas en términos reales por parte del sistema financiero que, contrariando las necesidades actuales de la economía nacional y las políticas implementadas para atenderlas, incentivan la toma de crédito por parte de estos agentes económicos por encima de sus necesidades reales, desincentivan la normal negociación de su producción, y restan capacidad prestable a otros sectores necesitados de crédito”.
Es evidente que el que redactó la respuesta no está al tanto de la coyuntura presente en el sector agrícola argentino, el cual está sujeto a tasas de interés reales positivas tan elevadas en pesos que deben recurrir mayormente a créditos en dólares para poder financiarse.
Esa respuesta, en realidad atrasa dos años, cuando era factible tomar créditos en pesos a tasas reales negativas para financiar la tenencias de existencias de granos a la espera de un reacomodamiento cambiario. El actual contexto, en cambio, es completamente diferente.