Desde su creación, hace ya 3 años, la empresa Landtoken se atribuye haber sido pionera en varios aspectos. El primero fue haber vendido campos tokenizados en Argentina, con inversiones fraccionadas que partían de los 100 dólares y permitían participar de sus establecimientos productivos en Carlos Casares y La Pampa, con rentas anuales muy atractivas.
Ahora, acaban de hacer efectivo su último salto, que habían adelantado algunas semanas atrás: Landtoken lanzó el primer fideicomiso financiero tokenizado con oferta pública del país. En resumidas cuentas, lo que permite es que ahora cualquier persona con al menos 50 dólares pueda invertir en ese fondo, con el que luego se comprarán tierras productivas para obtener rendimientos.
Es el camino inverso a lo que había hecho anteriormente la empresa, pues en los otros casos los campos ya habían sido comprados y se los fraccionaba en pequeñas inversiones. Contar con un fideicomiso de oferta pública, al que se podrá acceder desde cualquier sociedad de bolsa, banco o exchange de criptomoneda habilitado, amplía aún más el horizonte de crecimiento.
Así como nos convertimos en “dueños” de una pequeña fracción de grandes empresas, como Coca Cola, Starbucks o YPF, al invertir en acciones, lo mismo ocurre en este caso. Con una suma mínima, cualquier inversor será propietario de una porción de tierras productivas.
“Hasta ahora, invertir en campos estaba prácticamente vedado a la generalidad de las personas: requería millones de dólares, contactos y conocimientos especializados. Con este nuevo producto, lo volvemos accesible, simple y regulado”, expresó el CEO y cofundador de Landtoken, Matías Simone.
Lo que no ha cambiado es lo que se hace con esas tierras adquiridas, que serán administradas por productores de Adecoagro para asegurar una renta fija anual de entre 3 y 4% en dólares -un valor muy similar al de otras inversiones en esta moneda-, que podría elevarse al 10% si se le suma la apreciación de capital.
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Lo que hace especial a este fideicomiso, más que el respaldo que tiene en activos agrícolas, es que está tokenizado. Eso significa que, al invertir a través de la oferta pública -cualquiera sea el medio elegido- el certificado de participación que se recibe se convierte en un token digital, lo que permite agilizar la compra y venta de esas participaciones mediante billeteras virtuales.
Esto es novedoso a nivel local porque el nuevo régimen de tokenización de activos reales fue recientemente autorizado por la Comisión Nacional de Valores (CNV). Lo que se hizo fue es sumar a los exchanges de criptomonedas -esas “billeteras virtuales” que almacenan los tokens- como medios posibles para invertir, además de las tradicionales sociedades de bolsa (ALyCs) y bancos.
En la estructuración de este instrumento también participan Allaria S.A., colocador principal y líder en el mercado de capitales, el estudio jurídico Nicholson y Cano, y la empresa Justoken.
“Este lanzamiento inaugura una nueva clase de activo en la Bolsa argentina, con potencial de expansión internacional, en la que invertir en tierra productiva será tan simple como comprar una acción desde el celular”, celebraron desde la empresa que, en su corto tiempo de vida, ya acumula más de 12.000 usuarios y más de 2 millones de dólares en transacciones.