Dicen que quienes trabajan en John Deere se mandan la parte diciendo que la mitad de la cosecha de granos de todo el mundo se levanta con sus máquinas. Es muy posible. Por lo pronto en la Argentina desde hace años que lideran los ránking de cosechadoras, con casi la mitad de las ventas. Esos equipos se terminan de ensamblar en la fábrica que hace 67 años la compañía de origen estadounidense montó sobre un predio de 60 hectáreas ubicado en Granadero Baigorria, apenas al norte de Rosario.
Ese predio, o al menos el edificio correspondiente al centro de entrenamiento, se transformó este miércoles en un perfecto cine, con pochoclos y todo incluido, para la presentación de una avant premiere. La película no era muy larga, pero alcanzó a generar el suspenso necesario antes del desenlace. De pronto los proyectores dejaron de emitir, la pantalla se corrió y detrás de ella apareció la gran protagonista: el nuevo modelo de cosechadora S7, que la empresa había preanunciado en la Expoagro 2025 y que estará finalmente saliendo al mercado en este mismo mes de agosto.
Dicen que los estereotipos de las actrices se repiten a lo largo de la historia del cine: quienes brillan en Hollywood deben ser mujeres bien agraciadas, con cintura de avispa, mirada angelical pero a la vez provocativa. Como sea, con las cosechadoras John Deere sucede más o menos lo mismo. Para quien no conoce los detalles, como le sucede a este cronista, todas lucen parecidas. Y en rigor de verdad, ya fuera del cine, sobre un sector de la fábrica, la firma había apostado varios de los últimos modelos lanzados en estos tiempos. La foto no nos deja mentir: las líneas siempre seductoras, el verde inalterable, la apariencia robusta pero a la vez delicada.
Allí también estaba la nueva S7, en diferentes versiones, con diferentes potencias. Parecía idéntica a las otras que habían triunfado anteriormente y dejaban su impronta. Entre las cosechadoras, para seguir este paralelo con las actrices famosas que protagonizan películas taquilleras, lo que puede cambiar es el tamaño del cabezal. Vendría a ser algo así como el ancho de las caderas.
Por eso, porque todas las John Deere lucen igual de imponentes, fueron necesarias diversas explicaciones luego de que -dentro del cine- se corriera el telón y apareciera en escena la máquina recién lanzada, lista y predispuesta para sacarles varios suspiros a los agricultores argentinos. Mejor dicho: había en la avant premiere varios invitados de Paraguay, Uruguay y Brasil que, al igual que nuestros compatriotas del palo agrario, lanzaron un oohhhhhh potente y sostenido cuando la S7 quedó expuesta delante de ellos. Como no podía ser de otro modo, la banda musical con que cerró la película era un muy conocido tema “bien fierrero” de AC/DC,
¿Pero qué tanto de distinto podía tener esta nueva actriz para conmover así a estos hombres que la esperaban ansiosos y luego no le sacaron los ojos de encima?
“La historia de esta película empieza 25 años atrás cuando introdujimos la cosechadora de rotor y desde entonces ostentamos el liderazgo absoluto en este segmento del mercado”, indicó el director comercial de JD Argentina, Fabricio Radizia. Con esa frase, el ejecutivo confirmaba dos sensaciones. La primera, que no debe juzgarse a nadie por su carcasa, porque lo realmente importante se lleva adentro. El rotor interno de estas máquinas ha sido una pieza clave para modernizar la trilla en la agricultura moderna, porque amplió definitivamente la capacidad de trabajo.
La segunda confirmación es que, en su aspecto exterior, las cosechadoras del ciervo son finalmente muy parecidas.
Fue entonces que, como en una mesa de cine debate, resultó muy oportuna la intervención de Federico Sánchez, un capo en cosechadoras formado en el INTA Manfredi que desde hace un tiempo trabaja en esta empresa. El especialista explicó que, por más que esta nueva estrella luzca muy parecida a los modelos previos, aquí lo que ha cambiado es su “productividad”. También contó que dicha productividad no está tan determinada por la potencia de su motor, ni el ancho de corte, y mucho menos por el tamaño de su rotor interior, sino por la gran cantidad de dispositivos y sensores que la integran, y que le permiten actuar enviando y recibiendo una enorme cantidad de datos hacia y desde la nube.
“Esta máquina tiene 32 bits de arquitectura electrónica, lo que le permite transmitir hasta 6 millones de datos por segundo”, la piropeó Federico, confirmando aquello de que “lo esencial es invisible a los ojos”.
Es preciso detenerse aquí y tratar de entender qué significa “productividad” cuando se habla de máquinas cosechadoras. Se trata de un mix equilibrado entre le velocidad de la máquina (pues dependiendo de esta puede recolectar más cantidad de grano de una mayor superficie en menos tiempo), el consumo de combustible, la calidad del procesamiento (para evitar granos partidos o objetos extraños), y finalmente la cantidad de grano cosechado.
Una cosechadora moderna avanza en el lote agrícola, dijo Federico, a una velocidad promedio de 7 kilómetros por hora. A esa marcha, actrices más veteranas como la Serie 60 habían logrado una “eficiencia de cosecha” del 60%, y la Serie 780 había ganado un Oscar al lograr elevar ese indicador hasta un 85%. Pero siempre hay margen para actuar mejor. “Nosotros desafiamos a la tecnología”, había dicho Radizia.
Con las diversas innovaciones mecánicas que se le han ido haciendo, es posible que ahora las cosechadoras del tipo S7 incrementen su velocidad a 9 o hasta 10 kilómetros por hora. Eso mejora la productividad de modo notable, porque finalmente la máquina termina recogiendo más granos en menos tiempo. Pero -advirtió Sánchez- esa exigencia tiene un límite que empieza a notarse claramente cuando se supera el techo potencial de cada máquina. Ese es el límite de productividad. Son las pérdidas de granos o el porcentaje de granos dañados los que le mandan el mensaje al maquinista: “hasta aquí llego”.
Como el acelerador, en las nuevas estrellas de la trilla se puede graduar también la velocidad de procesamiento de los cultivos dentro de la cosechadora. Los últimos modelos de John Deere ofrecían esa posibilidad, pero regular la velocidad de avance y procesamiento en plena fajina tomaba un tiempo de no menos de 4 segundos.
Y aquí llega entonces ese detalle singular que hace de la S7 una figura distinta.
La novedosa máquina está equipada, como las que la antecedieron en los últimos años, de la posibilidad de conectarse vía internet, en tiempo real, con alguno de los 30 “centros de soluciones” que ha montado la compañía en el país en conjunto con su red de concesionarios. Desde allí, con solo marcar el cuadrante del lote que se va a cosechar, cargan el sistema del equipo con una suerte de “hoja de ruta previa”, confeccionada a partir de las imágenes satelitales que miden el denominado “índice verde”, que es la cantidad de biomasa. Esto permite pronosticar en qué sector del campo la cosecha será más productiva y donde menguarán los rendimientos.
A partir de ese cálculo, además, la cosechadora puede anticipar la decisión de avanzar sobre dicho sector a tal o cual velocidad, así como disminuir o acelerar la velocidad del rotor interno y otros dispositivos. La idea es adaptar la velocidad de todo el equipo a ese mapa de cosecha, para incrementar al máximo posible la “productividad” de la que hablaba Federico.
Pero nuestra actriz del momento, la S7, tiene además unos faroles impresionantes, colocados a cada lado del techo de la cabina.
Se trata en realidad de cámaras de video, que van captando la imagen del cultivo que se viene adelante y recogen otros datos vinculados a la altura de las plantas, para hacer mucho más fino todavía el análisis. Como las cámaras toman 8 metros para adelante, y envían los datos de inmediato para que los algoritmos analicen cada situación, es probable además que hagan mucho más precisa la orden hacia la maquina. Ergo, la cosechadora adecuará su velocidad de funcionamiento en base a las imágenes satelitales primero y la imagen de esos sensores después.
Ensayada durante un par de años en la Argentina (claro que en campos dotados de buena conectividad), los productores de esta película calcularon que el tiempo de respuesta de la S7 llega a unos 3,6 segundos, con lo cual el equipo puede anticiparse mientras transcurren esos 8 metros para ir modificando su velocidad para lograr un resultado máximo de cosecha.
“Este avance tecnológico aumenta un 20% la productividad, porque la máquina sabe qué va a procesar y puede hasta usar 105% de su potencia si lo considera necesario”, indicó el técnico de John Deere. Los espectadores que habían reaccionado antes con un Ohhhh ahora lanzaron un Guauuu. Sobre todo cuando Federico adelantó que, a futuro, esas mismas camaritas “predictivas” van a poder diferenciar las malezas del cultivo objetivo, lo que les permitirá predisponerse de modo distinto al salir a escena.
En el casting, antes de este debut oficial, la S7 logró una productividad de 50 toneladas de soja por hora. En los créditos, la compañía dirá que “entre las principales innovaciones se destacan sus sistemas de automatización de la cosecha, como el Harvest Setting Automation (HSA), que ajusta parámetros según la calidad del grano y las pérdidas; el Ground Speed Automation (GSA), que regula la velocidad de avance en tiempo real; y el Predictive GSA (PGSA), que anticipa el flujo de material con hasta 3,6 segundos de anticipación para optimizar la operación”.
Como es una empresa global con fábricas en muchos países, estas cosechadoras serán terminadas de ensamblar en la Argentina, donde la empresa ya fabrica motores y arma tractores de todo tamaño, y cabezales de cosecha. En este último rubro, con el desarrollo de la agricultura digital John Deere actualmente conecta más de 12,7 millones de hectáreas a la nube, optimizando el trabajo de más de 7.800 equipos.
Terminada la película, los asistentes al lanzamiento pudieron recorrer la inmensa planta de Baigorria, donde trabajan 900 personas. Muchos de ellos todavía dudaban de no estar viendo una película de ciencia ficción, cuando los ejecutivos de la firma de maquinaria adelantaron cómo sigue esta saga: se viene un nuevo modelo de cosechadora, la X9, que además de tener todos estos chiches predictivos incorporará un segundo rotor en su interior, lo que podría llevar su productividad potencial hasta 80 toneladas de soja por día.
Pero esa será otra actriz, para otra película.