El mercado mundial de soja está en pleno proceso de desdoblamiento gracias a la agresiva política comercial instrumentada por el presidente de EE.UU. Donald Trump, ya que ahora la oleaginosa tiene una cotización BRICS y otra no-BRICS.
El valor BRICS es el correspondiente a la soja brasileña, ya que ese país integra el bloque conformado por Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia.
Gracias a la demanda china, que está focalizando importaciones de poroto de soja en Brasil (y, en menor medida, también en la Argentina), el precio FOB de la soja Paranaguá tiene actualmente un diferencial del orden de 45 u$s/tonelada con respecto a la soja Golfo de México.
No casualmente, esta semana Trump implementó de manera intempestiva un arancel adicional del 25% a las exportaciones de India alegando que el país seguía comprando petróleo ruso, lo que elevó el arancel total sobre los productos indios al 50%. Una medida similar se había instrumentado contra Brasil también con una excusa poso verosímil.
Ambas medidas disruptivas se tomaron con el propósito de atacar la iniciativa que están instrumentando los países de los BRICS para comerciar entre ellos con sus propias monedas sin necesidad de recurrir al dólar estadounidense.
La jugada de Trump, ciertamente, tira por la borda los deseos del sector agroindustrial estadounidense de posicionarse como un socio comercial clave de India, un país con un potencial emergente enorme en la materia.
Esta semana se conocieron los datos oficiales de la Aduana de China en los cuales se advierte que en julio pasado la nación asiática importó un récord histórico de 11,6 millones de toneladas de soja, una cifra casi 19% más elevada que la del mismo mes de 2024.
Un artículo de la agencia Reuters, por otra parte, señaló que India importó 150.000 toneladas de aceite de soja chino, lo que representa una hecho inédito, dado que el aceite de soja de ese origen no suele ser competitivo con respecto al exportado por la Argentina y Brasil.
Ese evento es una señal de China está importando soja de una manera tan brutal, con el propósito de acumular reservas en el marco de una contienda comercial con EE.UU., que la molienda de poroto en ese país está generando excedentes enormes de aceite de soja.
La diferencia entre la soja BRICS y no-BRICS no sólo es nominal, sino también tendencial, ya que la dinámica de la evolución del precio de ambas corre por carriles distintos.
En ese marco, los administradores de fondos agrícolas que operan en el CME Group (“Chicago”) comenzaron a apostar fuerte contra la soja estadounidense, tal como lo reflejan los datos publicados este viernes por la Commodity Futures Trading Commission. Las posiciones netas surgen de la diferencia entre las posiciones compradas (“long”, que fijan un precio techo y por ende apuestan a un mercado alcista) y las posiciones vendidas (“short”, que fijan un precio piso y por lo tanto apuestan a un mercado bajista). Tales registros se difunden con algunos días de retraso para evitar que tal información impacte en las cotizaciones de granos.