El gobierno nacional publicó este viernes en el Boletín Oficial la convocatoria a un concurso público para cubrir un cargo estratégico en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el del director nacional. Ese puesto lo ocupa desde diciembre de 2015 (justo antes de la asunción del macrismo) Héctor Espina, que venía de trabajar casi tres décadas dentro del instituto.
El cargo de director nacional del INTA es estratégico para la administración de ese organismo, pues es quien debe hacer ejecutivas las órdenes amanadas del consejo de administración. Ese cuerpo político tiene cinco representantes del sector público y cinco del sector privado. Solo el presidente y el vicepresidente son designados por el Poder Ejecutivo.
Imposible no analizar en términos políticos este llamado a concurso para designar un nuevo director nacional, ya que coincide temporalmente con un proceso electoral en el que el presidente Mauricio Macri busca revalidar títulos frente a una fórmula integrada por su antecesora, Cristina Kirchner. Espina, que es un “inteano puro” pues trabajó tres décadas en el organismo, asumió su puesto solo seis días antes de que Cristina se negara a cederle el bastón presidencial a Mauricio. Reemplazó a Eliseo Monti el 4 de diciembre de 2015.
Guillermo “Willy” Bernaudo, el actual secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, intentó restarle voltaje político a esta convocatoria. Explicó ante una consulta pública de este periodista: “Cuando asumió este gobierno respetó los cargos concursados. Vencidos los períodos, llama a nuevos concursos”.
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A lo largo de estos cuatro años, Espina mantuvo una relación sobria con los presidentes políticos designados por los responsables de Agroindustria, el peronista formoseño Amadeo Nicora (nombrado por Rocardo Buryaile) y el productor CREA Juan Balbín (designado por Luis Miguel Etchevehere). Pero puertas adentro han sido innumerables las rencillas y tironéos.
Por cierto, muchos ubican a Espina como el “dique de contención” que evitó que el INTA transitara este periodo sin una sangría de empleados, como sucedió en otros organismos dependientes de Agroindustria. Espina, en rigor, prefirió reducir al máximo muchos gastos operativos antes que despedir personal, como le exigían desde la implacable Secretaría de Modernización.
El concurso para reemplazarlo (aunque él pueda competir para mantenerse en el cargo) tiene ahora tiempos perentorios. Los interesados deben presentarse entre el 15 de julio y el 2 de agosto, al mediodía. Tiene que tener título universitario de Ingeniero Agrónomo o Médico Veterinario, haber cursado una maestría y tener experiencia en cargos semejantes, ya sea en el ámbito público o privado.
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Quienes seleccionarán a los candidatos serán el presidente del INTA, el mencionado Balbín, y cuatro miembros del Consejo Directivo. Allí tiene prevalencia una línea alineada con el Gobierno. Incluso hace algunos meses se presentó una denuncia anónima ante la Oficina Anticorrupción para que se investigue si no existía un “copamiento” del organismo por parte de AACREA, ya que muchos de los integrantes de la conducción del INTA habían tenido ligazón con esa entidad privada.