Los fondos agrícolas que operan en el CME Group (“Chicago”) comenzaron a operar en modo de “pinzas” con una reversión de las posiciones “vendidas” en maíz y la construcción de apuestas bajistas en soja.
Así lo reflejan los datos publicados este viernes por la Commodity Futures Trading Commission. Las posiciones netas surgen de la diferencia entre las posiciones compradas (“long”, que fijan un precio techo y por ende apuestan a un mercado alcista) y las posiciones vendidas (“short”, que fijan un precio piso y por lo tanto apuestan a un mercado bajista). Tales registros se difunden con algunos días de retraso para evitar que tal información impacte en las cotizaciones de granos.
El hecho de que el gobierno de India comenzase a preparar el terreno para incrementar el corte de bioetanol al 27% (E27) con el propósito de asegurar la soberanía energética representa una noticia alcista para maíz, dado que la nación asiática va camino a ser un importador estructural del cereal.
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La potencia exportadora de Brasil también viene perdiendo fuerza de la mano de un mayor uso interno de maíz, especialmente destinado a la pujante y creciente industria de bioetanol de maíz.
En lo que respecta a la situación presente en EE.UU., el bloqueo de facto de las importaciones de proteínas cárnicas provenientes de Brasil –producto del arancel del 50% que Donald Trump aplicará al país gobernado por Lula da Silva a partir del próximo 1 de agosto– implica que esa menor oferta disponible podría ser en gran parte cubierta por carne elaborada en EE.UU. Eso representaría una demanda potencial adicional de maíz (o de burlanda de maíz) en el horizonte inmediato.
Por otra parte, Trump, luego de lograr un acuerdo comercial con Vietnam, acaba de lograr otro con Indonesia, otra gran nación asiática importadora de productos agroindustriales. Se trata de una noticia favorable para los exportadores estadounidenses, pero desfavorable para sus competidores tanto de Oceanía como de Norte y Sudamérica.
Por último, en términos estructurales, la desfavorable relación entre el valor de los cereales con respecto a los precios de los fertilizantes representa un riesgo de desinversión tecnológica en muchas naciones, lo que podría derivar en rendimientos menores a los potenciales en la próxima campaña agrícola.