En Argentina los caminos rurales son un problema. No deberían, pero lo son. En dichas arterias sin asfaltar, transitan camiones, cosechadoras, tractores, camionetas y diversas maquinarias para las labores de producción y su posterior comercialización. Pero también son los caminos por donde transitan personas diariamente a hacer sus tareas cotidianas, moverse a otros pueblos, o simplemente ir hasta el pueblo.
Quizá los caminos sean la base de un concepto muy utilizado pero que termina cayendo en saco roto: La ruralidad. Esta idea propone desarrollar la vida cotidiana en ámbitos rurales y potenciarla, con la actividad agropecuaria como centro.
Los caminos de tierra a veces se transforman en trampas cuando llueve, ya que se tornan intransitables. Y ahí se rompe el circuito principal que promueve la ruralidad tan mentada. También se rompe el normal funcionamiento productivo redundando en costos más altos: los camiones se rompen, se demoran tareas, o se alargan kilómetros para ir por alguna vía en buen estado, lo que suma costos.
Esta problemática es recurrente en todo el país. Pero en la provincia de Buenos Aires surgieron en los últimos tiempos férreos reclamos respecto a este tema, motorizados por asociaciones de productores, o simples agrupaciones espontáneas a este fin.
El principal reclamo tiene que ver con la manutención de estas vías transitables, ya que a los productores se les cobra una tasa para ese fin, y no encuentran retribución por esa erogación. Lo que suponen en muchos partidos, es que la plata se destina a otro fin, cuando no debería ser así.
En los últimos años se fueron anotando partidos bonaerenses donde sus productores encabezan reclamos por este tema puntual. Daireaux, en el centro oeste de Buenos Aires, es uno de los más férreos en la proclama.
Según explica Juan Martín Capelle, uno de los referentes de este reclamo, la situación llegó incluso a instancias judiciales, luego de agotar todos los canales de diálogo posibles con la municipalidad y con la Sociedad Rural local.
Estos caminos son fundamentales, no sólo para el tránsito de la maquinaria agrícola, los camiones de granos, la leche, los insumos y la producción, sino también para la vida cotidiana de las personas que viven en el campo, que deben viajar a diario al pueblo, a la escuela, al hospital o simplemente para participar de la vida social. Incluso en situaciones críticas, como el caso de una ambulancia que debió trasladar a un enfermo por un camino intransitable, los riesgos y las demoras terminan poniendo en juego la salud y la seguridad.
A pesar de que los contribuyentes cumplen año tras año con el pago de esta tasa, la realidad es que los caminos siguen en muy mal estado. En 2022, un grupo de productores que representa aproximadamente al 30% de los aportantes decidió judicializar el reclamo, tras asesorarse legalmente y suspender de forma lícita el pago de la tasa.
Hoy están a la espera de la sentencia, luego de que un perito contable y un perito técnico recorrieran los caminos y revisaran tanto las cuentas municipales como el estado real de las rutas rurales.
Según la pericia técnica, sólo el 4% de los 1.170 kilómetros de caminos rurales de Daireaux se encuentran en condiciones aceptables. Sin embargo, con la maquinaria disponible actualmente, se podría mantener en buen estado hasta el 70% de la red.
El problema, según Capelle, no es de recursos, sino de algo que se asemeja más con la desidia. Con aproximadamente 200.000 hectáreas contribuyendo a razón de unos 10.000 pesos por hectárea, la recaudación es suficiente para mantener correctamente la red vial, según creen los productores.
Existen siete máquinas en funcionamiento, el personal cuenta con experiencia, y además de la tasa vial, existen otras fuentes de financiamiento, como las guías para traslado de hacienda.
Para Capelle, la raíz del problema es una cuestión de gestión. No es un problema político ni partidario, ya que según explica, hay ejemplos de municipios, de distintos colores políticos, que han logrado mantener sus caminos rurales en buen estado gracias a cooperativas o consorcios viales. Se trata simplemente de una mala asignación de recursos y de falta de prioridad en la agenda de gestión.
Hoy, los productores esperan la resolución judicial que podría sentar un precedente para que la tasa se utilice finalmente en aquello para lo que fue creada. El deseo de Capelle y sus colegas es poder dejar atrás esta discusión y enfocarse en lo que realmente importa: producir, invertir, generar empleo y arraigo en el campo. “Ojalá que dentro de un año estemos hablando de otra cosa, que puedas volver y ver cómo cambiaron estos caminos, que hoy se pueda circular sin problemas, que estén consolidados, abovedados, con alcantarillas y que no se corten más”, resume.
Mirá la entrevista completa con Juan Martín Capelle:
“Nos juntamos varios productores y dijimos basta. La tasa que nosotros pagamos como contribuyentes se tiene que retribuir para un servicio, por eso se llama una tasa, no es un impuesto. Esa tasa no la veíamos retribuida en el servicio de caminos y con todas las problemáticas que eso traía arraigadas”, resumió Capelle.
“Ayer tuvo que ir una ambulancia a un campo y la ambulancia entró rápido, pero a la vuelta, cuando llevaba a la persona enferma, tenía que ir a rueda muerta porque no podía avanzar por los pozos. Al enfermo le dolía, no podía avanzar, entonces iban despacio. En vez de tardar una hora, tardó dos horas en llegar al hospital. Por suerte está bien, pero estas cosas no tendrían que pasar”, narró el productor bonaerense.
Consultado sobre las dimensiones del problema, Capelle explicó que el partido de Daireaux tiene 1.170 kilómetros de caminos rurales. Están clasificados como primarios, secundarios y terciarios, pero todos son importantes para quienes dependen de ellos. “El primario es importante para quien está sobre el primario y el terciario es importante para quien está sobre el terciario”, subrayó.
Por otra parte, el productor remarcó que no se trata de una cuestión de falta de recursos. “Hoy las máquinas están, la recaudación está, pero no se asigna correctamente. Con lo que se recauda se podría arreglar todo y sobraría para amortizar las máquinas”, señaló.