El “sueño” del autoabastecimiento de trigo por parte de Brasil, si bien resulta efectivo para armar conferencias y publicar artículos sensacionalistas, en los hechos se muestra difícil de concretar.
El organismo oficial Conab volvió a reducir la proyección de la cosecha de trigo de Brasil a 7,81 millones de toneladas versus 8,19 millones previstas un mes atrás.
En el Estado de Rio Grande do Sul el informe de la Conab publicado hoy destaca que “productores y técnicos señalan que el clima económico adverso, sumado a las reiteradas pérdidas de cosechas, impidió a muchos adquirir los insumos necesarios, lo que los lleva a abandonar el cultivo de cereales”.
“Además, factores como el aumento de los costos de producción, la disminución prevista de los precios de las cosechas, el aumento de las tasas de seguro de cosechas y la disminución del acceso al crédito, junto con el alto riesgo de pérdidas de productividad causadas por fenómenos meteorológicos, han desalentado la siembra de trigo”, añade.
En el Estado de Parana –el otro gran productor de trigo de Brasil– también se registró una reducción del área de siembra este año a causa de los magros márgenes proyectados y las dificultades financieras.
En Parana “el clima fue favorable para el cultivo durante junio, con lluvias intermitentes y temperaturas que oscilaron entre períodos fríos y cálidos, lo que benefició la siembra. Sin embargo, a finales de mes se produjeron heladas en prácticamente todo el Estado, lo que pudo haber causado daños a los cultivos. No obstante, aún no es posible determinar con precisión la magnitud y la gravedad de estas posibles pérdidas”.
En ese marco, Conab proyecta que en el ciclo comercial 2025/26 Brasil tendrá que importar 6,20 millones de toneladas, una cifra 400.000 toneladas superior a la estimada en junio pasado y similar a la registrada en el ciclo anterior.
En el ciclo 2025/26, tal como viene ocurriendo desde 2022, Brasil volverá a exportar trigo forrajero para aprovechar la “ventana” comercial previa al ingreso del cereal argentino al mercado internacional y sacarse de encima la mercadería que no es útil para el sector molinero (después de todo, en el país sobran recursos forrajeros).
Una vez consumido el total de la cosecha local, Brasil –tal como está sucediendo en la actualidad– se abastece de trigo proveniente de sus socios del Mercosur (fundamentalmente de la Argentina) hasta el ingreso de la nueva cosecha propia entre los meses de agosto y septiembre.