En las próximas horas, según varias fuentes, el Senasa promete emitir una enmienda a la Resolución 333/2025, que fue publicada el viernes en el Boletín Oficial. De esta manera, el organismo sanitario le salvará las papas a los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger, quienes han protagonizado un papelón publico mayúsculo, que en un país serio sería causal de despidos. Como anticipó Bichos de Campo ese mismo día, ambos altos funcionarios anunciaron que esta medida permitiría concretar la demorada importación de vacunas contra la fiebre aftosa, para bajar los precios fijados por los laboratorios nacionales que la producen. Pero esto era absolutamente falaz.
La resolución desregulatoria que impulsó Sturzenegger y su pollo dentro de Senasa, el presidente del organismo Pablo Cortese, es en realidad mucho más amplia y peligrosa, pues determina que a partir de ahora Argentina aceptará sin realizar trámites ni registros ante Senasa todos los insumos veterinarios aprobados por los Estados de una serie de países desarrollados considerados “equivalentes”.
Esta supuesta “equivalencia” es de por si la primera mentira del gobierno de Milei en este asunto, pues no es cierto que esos mismo países beneficiados por la Argentina permitan la venta libre en sus territorios de productos veterinarios de origen argentino. No hay ninguna equivalencia realmente. Por el contrario, por ejemplo, registrar una vacuna argentina en Estados Unidos o Europa lleva muchísimos años.
Pero hecha esa salvedad, ese fue el mecanismo que encontró Sturzenegger para intentar concretar la libre importación de vacunas contra la fiebre aftosa que el presidente Javier Milei anunció con toda la pompa en la Exposición Rural de Palermo, y que hasta aquí no se concretó. Con el tratamiento de “equivalente”, el Senasa -que ya redujo de cuatro a dos la cantidad exigida de cepas del virus contenida en la vacuna- supuestamente iba a permitir que ese insumo -que los ganaderos argentinos compran todos los años por unos 120 millones de dólares a dos laboratorios locales- ingrese del exterior a más bajo precio.
“De esa manera la importación de vacunas será casi inmediata, y esperamos, con ello, la reducción de los costos de producción. Aunque la motivación de la Resolución fue la vacuna aftosa, aprovechamos y lo hicimos para todos los productos veterinarios lo cual redundará en una mayor oferta y menor costo para la actividad ganadera en general”, explicó Sturzenneger en un hilo de X.
A las pocas horas el ministro desregulador debe haber tragado salida y sus propias palabras, cuando una nota de Bichos de Campo le avisó que su tan mentada resolución 333 no incluía a Brasil y a otros países (como China o India) que eventualmente podrían vender la vacuna aftósica más barata a la Argentina.
Tal como escribimos el vienes, “nadie sabe con qué criterios se eligieron esos países, pero se supone que son los del Grupo 1 dentro del estándar internacional de farmacología veterinaria. Están allí, según el anexo de la Resolución, Estados Unidos, Japón, Suecia, Israel, Canadá, Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, Dinamarca, España e Italia, además de Uruguay, como única nación latinoamericana”.
No llama la atención la elección de esos países, ya que el propio Milei ha definido a Estados Unidos e Israel como sus aliados políticos naturales, y obviamente tampoco se puede dejar afuera a otras poderosas naciones de la Unión Europea. Tampoco es sorprendente la exclusión de China o la India. Lo que sí llamó poderosamente de todos fue la inclusión en ese listado solo de Uruguay y no del resto de los países del Mercosur, con los cuales el Senasa discute sobre “equivalencias” desde hace más de 35 años.
¿Por que la desvergüenza ministerial? Porque en el listado de “países equivalentes” solo hay una planta activa en Alemania (aunque Francia y Gran Bretaña tienen capacidad de elaboración) de la vacuna contra la fiebre aftosa. Pertenece al laboratorio Boehringer Ingelheim, que nunca ha mostrado interés concreto en incursionar en el mercado local y produce un inoculo con cepas diferentes a las que aquí se usan.
Pero el colmo para ambos ministros -que ingenuamente celebraron esta apertura-, fue que no figurara Brasil dentro de ese listado, ya que es desde el vecino país (y eventualmente Paraguay) el único lugar desde donde podría llegar eventualmente vacuna importada. Al menos porque se sabe que el laboratorio Tecnovax, que el año pasado provocó toda esta discusión al ofrecer traer ese producto a mitad de precio, firmó un contrato de provisión con una empresa par de San Pablo llamada Ourofino.
También otro laboratorio internacional denominado Ceva tiene planta de aftosa en el vecino país. Ambas firmas son las que mostraron algo de interés en el mercado argentino, aunque no pudieron atravesar las pruebas de potencia exigidas por el Senasa a las vacunas contra la aftosa que se utilizarán desde la primera campaña de 2026. El motivo es que ambas cesaron su producción en junio de 2023, cuando el vecino país cesó la vacunación contra la aftosa en todo su territorio. Quizás la posibilidad de ingresar a la Argentina (que promete seguir vacunando) sea una invitación a volver a producirlas.
Pero para eso hace falta enmendar el grave “olvido” que dejó en ridículo a Caputo y Sturzenegger, e incluir a Brasil y el resto de los países de la región a la lista de países “equivalentes” para Senasa. Es lo que -según las fuentes consultadas- sucedería en las próximas horas. Y todavía así, eso no garantiza que finalmente vaya a ingresar vacuna importada. El último lote que produjo Ourofino -y que Tecnovax quería introducir al país el año pasado- tiene fecha de vencimiento en junio de 2025. Ese laboratorio tendría que volver a encender motores si quiere participar del mercado.
Hasta Bernardo Cané, considerado el “señor aftosa” de la Argentina, porque fue el ex presidente del Senasa en los años 90, cuando se armó la estrategia de vacunación que derrotó a la enfermedad, salió a marcar el pifie de los principales dos ministros de Milei. En declaraciones a Canal Rural, este sábado confirmó que lo que decía el viernes Bichos de Campo en soledad era absolutamente cierto: se habían olvidado (o habían excluido ex profeso) a Brasil.
“Yo quiero pensar que fue un error. No quiero pensar que hubo una mano negra”, dijo Cané, quien estuvo asesorando desde bambalinas en este tema al laboratorio Tecnovax y es bastante cercano al ministro Sturzenegger,
Y todos usted votaron!! Y antes decían “En un país serio esto no pasa” jajaja mijigatos…
Jajaja no vas a saber que decir. Falta poco.
Abrazo sr longoni